El curso "Metrópoli y desarrollo económico: estrategias para el siglo XXI" pone el énfasis en una mayor colaboración entre actores para fortalecer la economía de la ciudad de los cinco millones
El curso 'Metrópoli y desarrollo económico: estrategias para el siglo XXI' organizado por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona y el Consorcio Universidad Internacional Menéndez Pelayo Barcelona – Centro Ernest Lluch (CUIMPB) celebrado los días 13 y 14 de noviembre en el CCCB ha reunido a representantes de la academia y la investigación, la administración pública y el sector privado para debatir sobre cómo transformar la economía metropolitana haciendo énfasis en la coordinación, la innovación y la capacidad de análisis.
La alcaldesa de Rubí y presidenta delegada del Área de Desarrollo Económico y Turismo de la Diputación de Barcelona, además de presidenta de la Asociación de Municipios del Arco Metropolitano de Barcelona, Ana María Martínez, ha participado en la sesión inaugural del curso, junto con el coordinador general del PEMB y director del curso, Oriol Estela, y el gerente del CUIMPB, Ramon Jovells. Martínez ha manifestado la necesidad de tener una estrategia compartida basada en la confianza y la cooperación y ha remarcado el papel del PEMB para mantener una mirada a largo plazo y "concebir la planificación como una herramienta viva".
Estela ha recordado que el siglo XXI es el siglo de las ciudades, pero que su futuro se juega en los entornos metropolitanos, espacios que concentran tanto innovación como desigualdades. El coordinador general del PEMB, encargado de moderar la mayoría de las mesas del curso ha preguntado a todo el que ha participado como ponente qué entiende por la Barcelona metropolitana.
Estrategia compartida
La primera conversación del curso ha reunido a Bàrbara Pons, directora gerente de Barcelona Regional, y Xavier Vives, director académico del Public-Private Sector Research Center del IESE, para analizar las grandes tendencias y estrategias económicas de las metrópolis. Pons ha subrayado que, más allá de disponer de instrumentos de análisis, hay que tener capacidad de respuesta efectiva ante crisis como la pandemia o la DANA de Valencia. Esto implica planificar inversiones significativas —en vivienda, transporte, redes de energía y agua y equipamientos básicos— con el objetivo de sacar estas cuestiones del debate político y garantizar una acción más ágil.
Vives, por su parte, ha señalado que la expansión urbana hoy se encuentra en un contexto global complejo, marcado por la competencia estratégica entre estados, el avance de las autocracias y el nacionalismo que limita la globalización. Este escenario restringe la capacidad de actuación de las metrópolis, que deben combinar con pragmatismo sus agendas locales con las limitaciones derivadas de la política estatal y la necesidad de una financiación realista.
La economía de la ciudad de los cinco millones
Tras hablar de las tendencias globales, Vittorio Galletto, director del departamento de Economía Regional y Urbana del Instituto Metrópoli, ha explicado cuál es la situación económica actual en Barcelona y en la región metropolitana. Ha subrayado la concentración de la producción intensiva en conocimiento y de las patentes en Barcelona (productos farmacéuticos, tecnología médica y tecnología informática, son las categorías en las que se solicitan más), así como las diferencias productivas entre el centro y la periferia: mientras el núcleo metropolitano se centra en servicios, en la primera y segunda corona aumenta progresivamente la industria. Además, Galletto ha destacado la importancia de las exportaciones, principalmente del sector químico, automovilístico, farmacéutico, alimentario y tecnológico.
Ante este análisis, Marta Ribera, jurista y economista de Espacio Cero Ocho ha enfatizado la necesidad de planificación económica con perspectiva social y ambiental. Ha defendido la transición hacia sectores con más valor añadido y menor impacto social y climático, como el industrial, farmacéutico, de cuidados y alimentario, dejando atrás la preponderancia del turismo. También ha señalado la importancia de la democratización de la economía: dar a la ciudadanía herramientas y espacios reales para participar en las decisiones y en la estructura productiva.
El curso también ha servido para hablar de nuevas herramientas y métodos de análisis de la economía y de planificación económica, con Xavier Muñoz, jefe del Servicio de Estudios y Observatorio de la Ciudad del Ayuntamiento de Terrassa, Mar Santamaría, fundadora del think tank urbano Trescientosmil y Marta Curto, Senior Research Engineer en el Laboratorio Computacional de Ciencias Sociales y Humanidades en el Barcelona Supercomputing Center. Los tres han coincidido en que las nuevas tecnologías han acelerado el tratamiento de datos, lo que permite dedicar más tiempo a la interpretación y también ofrece más oportunidades para territorializar políticas públicas y decidir dónde y cómo hacer intervenciones, pero que todavía tenemos que enfrentar problemas como la calidad de los datos o su titularidad privada.
El primer día del curso ha finalizado con una mesa redonda sobre cómo reducir las desigualdades en la región metropolitana. Jordi Ribagorçana, jefe de la sección de Innovación del Desarrollo Económico de la Diputación de Barcelona, Liliana Reyes, secretaria de El Barcelonès y Migraciones de CCOO y Andrea Balletbó, socia trabajadora y consultora de Tandem Social & Tandem Go, han puesto encima de la mesa dos preguntas: qué tipo de economía promovemos y qué tipo de políticas públicas generamos para hacer que determinados territorios, determinados modelos de actividad económica (como la economía social) y determinados colectivos, como el de personas recién llegadas, puedan aportar a la vez que beneficiarse del empuje de la economía metropolitana.
Mirada internacional y aprendizajes compartidos
El segundo día el curso ha arrancado con la presentación de Ramon Gras, investigador en ciencia urbana y CEO de Aretian, de un estudio que analiza cinco ciudades para comprender sus principales retos metropolitanos. El informe constata la excelencia urbanística de Estocolmo y Barcelona, la fuerte diversificación económica de Múnich y el liderazgo de Boston en innovación. En Cataluña, destaca la capacidad industrial y de investigación, pero también la necesidad de mejorar la transferencia tecnológica y reequilibrar el peso del turismo. Gras también ha explicado que el proyecto ha evolucionado con la creación de un digital twin de regiones metropolitanas para abordar retos prácticos como la vivienda, y para aprender de patrones compartidos entre ciudades.
Desde la región metropolitana de Ámsterdam, Annette Keates y Los Meinas han subrayado la importancia de priorizar sectores estratégicos —como la IA, las ciencias de la vida o la energía— para construir una región policéntrica y equilibrada. Han remarcado que la planificación urbanística requiere combinar densificación, uso eficiente de las infraestructuras y pedagogía ciudadana, especialmente en un país con espacio limitado y fuertes presiones ambientales, como son los Países Bajos. También han destacado la importancia de entender cómo vive y se desplaza la población para orientar mejor el crecimiento, evitar desequilibrios y asegurar que la innovación y el talento arraicen en el territorio.
Por su parte, Staffan Ingvarsson, responsable de Stockholm Business Region, ha expuesto que Estocolmo trabaja en una estrategia a 30 años centrada en la densificación del centro y la expansión metropolitana mediante una ciudad de usos mixtos. Ha remarcado la relevancia del transporte público en un contexto climático exigente y la necesidad de una coordinación estrecha entre municipios para construir una región competitiva. Ingvarsson ha destacado el papel de la innovación y la importancia de conectar universidades y empresas.
Transformar el conocimiento en impacto real
Hablando de formación, investigación y transferencia, Neus Pons, directora de la Fundación BCN Formación Profesional, Laura Arribas, directora de Consultoría Tecnológica de EURECAT, y Núria Benítez, responsable del Área Estratégica de la Institución CERCA, han destacado que la Barcelona metropolitana es un ecosistema amplio y diverso que concentra talento, investigación y actividad económica, pero que necesita una visión más coordinada entre municipios, centros educativos, universidades y empresas.
Tanto la FP como los centros de investigación y las universidades han aportado un gran potencial: generan talento, atraen financiación y disponen de ejemplos de éxito como la FP Dual o el crecimiento de startups tecnológicas. Sin embargo, las tres ponentes han coincidido en que la transferencia de conocimiento aún es insuficiente y se ve dificultada por la desconexión entre investigación y necesidades empresariales, la falta de espacios de experimentación y una legislación que no facilita trayectorias híbridas entre academia y empresa.
Para concluir el curso se ha dado voz a cuatro clústeres en una mesa moderada por el director gerente del Pacto Industrial de la Región Metropolitana de Barcelona, Carles Rivera. Miquel Ribagorçanant, presidente del Clúster Audiovisual de Cataluña, Arantxa Sanz, CEO del Clúster Catalonia Bio & Health Tech, David Garriga, vicepresidente del TechTourism Cluster y Josep Nadal, mánager del Clúster de la Industria de Automoción de Cataluña han remarcado los beneficios de trabajar en red para reforzar sectores estratégicos y generar oportunidades compartidas entre empresas y territorios.
En la clausura, el director del curso, Oriol Estela, ha recordado que la economía metropolitana solo tiene sentido si se piensa desde la vida cotidiana de las personas: los espacios donde trabajamos, estudiamos, nos cuidamos y nos desplazamos. Ha insistido en que las metrópolis crecen porque son fuentes de ideas e innovación, pero que este potencial solo se despliega si hay conexiones reales entre actores y territorios. Por ello, ha reivindicado una cooperación que vaya más allá de compartir un mismo espacio físico y que garantice interacciones y diálogo, elementos esenciales para que las aglomeraciones funcionen.