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La jornada entre instituciones y redes de reaprovechamiento alimentario pone sobre la mesa los retos compartidos para evitar el desperdicio

Formación en manipulación de alimentos, reconocimiento institucional y recursos logísticos, son algunas de las demandas de las entidades
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Jornada PATT

La jornada 'Redes de reaprovechamiento alimentario comunitarias. Intercambio de experiencias y retos de futuro', celebrada en el Mercat de Sant Antoni, ha puesto de manifiesto el creciente compromiso ciudadano e institucional para construir sistemas alimentarios más justos, sostenibles y resilientes. Organizada por el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalidad de Cataluña y la Oficina Conjunta de la Alimentación Sostenible —de la que el PEMB forma parte— el encuentro ha reunido a personas expertas, entidades y proyectos de referencia del territorio, que han reclamado reconocimiento institucional y recursos logísticos para ampliar su cobertura.

Glòria Cugat, subdirectora general de Transferencia e Innovación Agroalimentaria del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, ha abierto la jornada destacando el papel fundamental del tejido comunitario, por un lado, y el marco normativo en la lucha contra el desperdicio alimentario, por otro, y también ha recordado que el departamento ya está trabajando en el Plan Estratégico contra el desperdicio.
 

El proyecto CULTIVATE

En este contexto, también se ha aprovechado para explicar el proyecto europeo CULTIVATE, en el que el PEMB colabora. Raquel Díaz (Espigoladors) y Amaranta Herrero (Universidad de Barcelona) han detallado que el proyecto, que se enmarca en una investigación europea comparativa entre Barcelona, Milán y Utrecht, analiza cómo se gobiernan las iniciativas de alimentación compartida y cuáles son sus obstáculos y puntos fuertes.

"Barcelona destaca a nivel europeo en el contexto de prevención de pérdidas y despilfarro", ha afirmado Díaz . Sin embargo, el reto es transformar estas prácticas locales en un sistema más estructurado y con apoyo institucional sostenido. En este sentido, el proyecto propone un marco de análisis que ayuda a clasificar actores y jerarquizar acciones: garantizar primero el acceso a la alimentación, luego prevenir el desperdicio y, finalmente, aprovechar excedentes antes de llegar al residuo.

Otro reto destacado fue la falta de reconocimiento formal de estas iniciativas, lo que dificulta el acceso a convenios con grandes distribuidores o a recursos logísticos.

Siguiendo en la línea de la investigación realizada en este ámbito, Francesco Facchini (ICTA-UAB) ha aportado una mirada crítica al sistema dominante de ayuda alimentaria, alertando sobre los riesgos de una "economía de la caridad" que puede reforzar desigualdades estructurales y ha poner en valor las redes autogestionadas como respuesta transformadora.
 

Proyectos referentes y debate sobre los retos actuales

Uno de los objetivos de la jornada era escuchar las demandas de estas redes de reaprovechamiento alimentario, y diversas iniciativas locales han compartido sus experiencias, como la Red de Ayuda Mutua Alimentaria de Cataluña (XAMA), el Comedor Popular de Manresa, Supercoopera, Som la Clau y Calabria 66. Se ha destacado la importancia de las relaciones de confianza con los establecimientos colaboradores -de donde se recogen los alimentos-, la necesidad de reconocimiento institucional y la formación tanto de las personas que manipulan alimentos como para aquellas que los dan.

Desde Red de Ayuda Mutua Alimentaria de Cataluña, Jorge Fernández ha explicado cómo la ruptura del convenio con Lidl ha reducido la cobertura alimentaria que tenías de la red de 640 a 204 familias. "Sabemos que actualmente algunos supermercados están lanzando alimentos". A pesar de ello, desde la XAMA continúan trabajando con otras cadenas como Aldi o pequeños comercios, pero reclaman un reconocimiento oficial que les permita negociar convenios con más fuerza.

Feliu Madaula de Supercoopera ha puesto en valor la importancia del trato humano con el personal de los supermercados y ha lanzado una propuesta de lo que sería una solución: supermercados solidarios donde las personas puedan escoger lo que quieren comer, rompiendo con la lógica de las cajas cerradas de productos que ofrecen las entidades.

Chiara Monterotti, de Somos la Clave, y Aida Leal, de Calabria 66, han destacado la necesidad de crear nuevas redes en los barrios a partir de colaboraciones con comercios locales y personas comprometidas. "Para empezar necesitamos una tienda dispuesta a ceder el excedente y un grupo de personas motivadas para dar salida a estos alimentos", ha comentado Monterotti. Desde Calabria 66, la Aida Leal ha explicado cómo gestionan cuando reciben más contenido de lo que pueden gestionar: "Es importante tener una red para no recaer en el desperdicio".

Desde el Ayuntamiento de Barcelona también se ha presentado la 'Guía para crear una red de reaprovechamiento alimentario comunitaria'. Un manual que ofrece pasos claros, desde la identificación de agentes locales hasta el establecimiento de una gobernanza efectiva y la evaluación de impacto, con el objetivo de facilitar la replicabilidad de este tipo de iniciativas en todo el territorio.
 

El marco normativo, clave para la eficacia

Finalmente, Carles Guirado (Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) y Raquel Arpa (Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria) han expuesto el marco legal vigente que afecta a estas redes de reaprovechamiento alimentario. Se ha puesto el acento en la reciente normativa catalana, que establece la obligatoriedad a todas las empresas de elaborar planes de prevención -excepto aquellas de menos de 10 trabajadores-, medir e informar de las pérdidas de alimentos y contabilizar lo que se destina a distribución gratuita, es decir, a estas redes de aprovechamiento. Además, también se ha destacado la importancia de los acuerdos entre donadores y receptores y las condiciones técnicas para garantizar la seguridad de los alimentos redistribuidos.