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La jornada de la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana sirve para hacer red, generar sinergias y apoyar a los municipios en la construcción de sus estrategias alimentarias

El PEMB avanza en la misión 'Alimentación saludable' definiendo cómo medir la proximidad de los alimentos y activando una comunidad de práctica por los entes locales
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Sessió CARM

El Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) ha celebrado una nueva edición del espacio de gobernanza de la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana de Barcelona (CARM), una jornada que se ha consolidado como punto de encuentro para fomentar la conexión y la colaboración estratégica entre actores del sistema alimentario metropolitano. Durante la sesión se han presentado los resultados del estudio sobre la redefinición del indicador de proximidad de la misión 'Alimentación Saludable' y se ha puesto en marcha una comunidad de práctica, un espacio colaborativo pensado para favorecer el acompañamiento mutuo entre municipios en el desarrollo de sus estrategias alimentarias.

Para dar el pistoletazo de salida al encuentro anual, el coordinador general del PEMB, Oriol Estela, ha recordado que la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana es un prototipo de gobernanza metropolitana que abrió camino para hablar de la agenda metropolitana y de los retos que hoy se concretan en las misiones del Compromiso Metropolitano 2030. "Desde el PEMB impulsamos proyectos, pero no pretendemos alcanzar solos el Compromiso Metropolitano, si no de forma conjunta con todo el territorio", ha remarcado la Lidón Martrat, coordinadora de la Oficina Conjunta de la Alimentación Sostenible, que lleva la secretaría técnica de la CARM.

Con esta voluntad de involucrar a los miembros de la CARM, la jornada —celebrada en el Campus de la Alimentación de Torribera de la Universidad de Barcelona, en Santa Coloma de Gramenet—, ha incluido una feria de muestras de proyectos vinculados a la misión 'Alimentación Saludable', que ha permitido a las personas asistentes descubrir iniciativas innovadoras orientadas a promover una alimentación saludable, sostenible y de proximidad, y ha servido como espacio de encuentro e intercambio entre profesionales y entidades del sector.

¿Cómo midemos la alimentación de proximidad?

Otro de los objetivos de la CARM es contribuir a la creación de conocimiento compartido. En este sentido, se ha presentado un estudio encargado por el PEMB y realizado por el Observatorio por la Acción y la Investigación en Alimentación (FARO) de la UB, que propone una manera de medir y desglosar el concepto de "proximidad" dentro de la misión 'Alimentación Saludable'. El trabajo, que también se compartió en un taller específico organizado por el PEMB el pasado mes de mayo, identifica tres dimensiones clave del concepto: geográfica (la distancia en la que los alimentos son producidos, comercializados, consumidos y/o distribuidos), relacional (la interacción directa entre actores) y de valores compartidos (los valores que se atribuyen al consumo de proximidad, como la trazabilidad, origen, frescura, etc.).

Durante el taller llevado a cabo en mayo se trabajó de manera colaborativa para definir entre tres y seis indicadores por ámbito, priorizando criterios como la disponibilidad de datos, el coste reducido de recopilación, la relevancia, la comparabilidad y la credibilidad. Los indicadores seleccionados abarcan cinco ámbitos estratégicos de la misión:

  • Producción sostenible: Superficie de producción ecológica/agroecológica, volumen de producción ecológica/agroecológica, porcentaje de producción ganadera certificada ecológica, emisiones derivadas por prácticas agrícolas, etc.
  • Distribución y comercialización: volumen de alimentos de proximidad (Cataluña) con circuitos cortos, empresas y particulares adheridos como productores a la venta de proximidad, número de mercados de campo activos en la región, etc.
  • Consumo responsable: desperdicio alimentario por habitante, número de contratos de compra pública que incluyen criterios de proximidad y ecológico, número de familias en cooperativas de consumo, etc.
  • Dietas saludables: porcentaje de población que sigue dieta mediterránea, comedores escolares con contratos de consumo ecológicos y de proximidad, porcentaje de población con inseguridad alimentaria, etc.
  • Equidad en la cadena alimentaria: diferencial entre precio origen y precio final del producto, brecha salarial por género en el sector agroalimentario, evolución de precio de una canasta saludable, etc.

La coordinadora del gabinete técnico, Irene Navarro, ha defendido la necesidad de generar debate en torno a conceptos como la proximidad y la manera de medirla, y ha afirmado que "los indicadores no son solo herramientas técnicas, sino también instrumentos políticos para avanzar en la transformación del sistema alimentario. El reto no es solo medir, sino abrir caminos, generar debate y facilitar la acción coordinada".

La jornada también ha puesto de relieve la falta de datos disponibles en algunos ámbitos y la necesidad de reforzar la colaboración con entidades, centros de investigación e instituciones públicas para disponer de herramientas estadísticas compartidas que faciliten el seguimiento y la evaluación de las políticas alimentarias.

Se activa la comunidad de práctica

Con el objetivo de apoyar a las administraciones locales en la definición e implementación de políticas alimentarias, la segunda parte de la jornada ha servido para poner en marcha una comunidad de práctica sobre estrategias alimentarias municipales. Este espacio, concebido como instrumento colaborativo y periódico, quiere ofrecer apoyo mutuo, intercambio de conocimiento y resolución compartida de dudas ante los retos complejos que implica impulsar estrategias alimentarias en el ámbito local. A través del trabajo conjunto, se busca identificar las necesidades reales de los ayuntamientos, consejos comarcales, parques agrarios, entre otras entidades, y dar respuesta de forma coordinada, aprovechando la experiencia de otros territorios y generando conocimiento útil y práctico para la toma de decisiones.

Durante la sesión, varios municipios han puesto sobre la mesa inquietudes y retos concretos que esperan abordar desde este espacio, como la necesidad de integrar las estrategias alimentarias en otros instrumentos de planificación local (como los PAM), asegurar las condiciones mínimas para que éstas no queden en un cajón, garantizar el relevo generacional, proteger el suelo agrario y el campesinado, hacer compras públicas de alimentos, entre muchas otras. Todas estas aportaciones evidencian la utilidad y la necesidad de un espacio común para compartir estrategias, detectar obstáculos y construir respuestas conjuntas que permitan avanzar hacia sistemas alimentarios locales más sólidos y resilientes.