El retorno de Trump puede acelerar el proteccionismo, el autoritarismo y la crisis tecnológica europea, pero también abre oportunidades para la diversificación económica y la captación de talento

El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos cierne sobre la geopolítica mundial como una sombra de incertidumbre. Para analizar sus posibles efectos, el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) ha organizado este viernes el desayuno estratégico "¿Hacia dónde nos lleva Trump? La globalización en crisis y la ciudad de los 5 millones", celebrado en el Hub Social Barcelona, que ha contado con una introducción de Oriol Estela Barnet, coordinador general del PEMB, y la participación de Carme Colomina, investigadora especializada en Unión Europea, desinformación y política global en el CIDOB, Cristina Serradell, directora de negocio internacional en Acció, y Josep Maria Martorell, director asociado del Barcelona Supercomputing Center (BSC). La encargada de la moderación ha sido la subdirectora del Diari Ara, Carla Turró.
"Queremos tratar el impacto que puede tener la política seguida por Donald Trump en Estados Unidos en nuestro entorno: en la ciudad de los cinco millones, en la región metropolitana de Barcelona, en Cataluña y en Europa." Así ha abierto la sesión Oriol Estela Barnet para justificar la necesidad de un debate con muchas derivadas que hay que analizar "desde la perspectiva económica y de comercio, desde la ciencia y el talento científico, y desde la geoestrategia digital y tecnológica".
El efecto acelerador de Trump
"Nos encontramos en un momento de incertidumbre", estas han sido las primeras palabras de Carme Colomina que ha advertido de que "Trump es sobre todo un factor de aceleración y de inseguridad, pero es un golpe definitivo a una crisis que ya existía previamente". Se trata de un cambio de paradigma que conlleva una recomposición a nivel internacional por la "necesidad acelerada de buscar otros aliados" en un escenario en el que la Unión Europea (UE) ha visto que su alianza tradicional con EEUU está debilitada y que el mundo se encamina hacia un modelo contrario al que Europa representa.
Una de las consecuencias que ha tenido la reelección de Trump es una diversificación de relaciones a nivel global. La presencia de China en América Latina, por ejemplo, ha crecido exponencialmente en los últimos 10 años, así como las alianzas europeas con otros mercados, lo que también provoca tensiones internas en la UE ya que hay países más o menos reticentes a estos movimientos.
Tensiones que se ven reflejadas, por ejemplo, en el ascenso de la extrema derecha en casi la totalidad de países europeos. "Trump es un gran aval para el autoritarismo y para unas fuerzas de extrema derecha que ahora se ven envalentecidas y que, además, tienen agendas muy euroescepticas", ha remarcado. Su presencia "pone en riesgo la democracia de EEUU, pero también la democracia global", ya que ha cambiado el concepto de política, de liderazgo e incluso de verdad y mentira. "Los votantes de Trump no son votantes, son fans" y es un fenómeno que se está exportando en la manera de hacer política a otros lugares del mundo.
Proteccionismo, incertidumbre jurídica y el papel de la UE
El retorno del proteccionismo ha sido uno de los hilos conductores del debate. Colomina ha subrayado que el proteccionismo no es un fenómeno solo vinculado a la política norteamericana: "En el año 2023 se pusieron miles de medidas proteccionistas en todo el mundo", y ha añadido que "el proteccionismo implica un mundo más espantado, con más tensión y con una crisis de gobernanza internacional" debido a la falta de una autoridad con la capacidad "de orquestar esta competición de medidas proteccionistas y la inseguridad jurídica que se desprende".

Cristina Serradell, a su vez, ha confirmado que medidas proteccionistas también se toman desde Europa, donde en los últimos años se han multiplicado por siete, y ha advertido de que "las medidas proteccionistas potencian la corrupción" con empresas y multinacionales que piden y consiguen "condiciones especiales" abriendo así la puerta al "trato desigual".
Josep Maria Martorell, a pesar de compartir las afirmaciones del resto de ponentes, ha ofrecido una visión crítica: "Europa ha perdido el tren tecnológico porque no ha sido proteccionista. Nunca se ha visto ni en EEUU ni en China un supercomputador que no sea propio". "La visión abierta y colaborativa de la Unión Europea puede funcionar en otros sectores económicos, pero en el caso de la tecnología y concretamente la microelectrónica, lo que ha provocado es que nos quedemos fuera de juego", ha concluido.
La batalla tecnológica y las debilidades europeas
Martorell ha alertado de la batalla global por el control tecnológico: "Si lo simplifico, todo gira en torno a la microelectrónica, pero es una batalla mucho más compleja y multipolar". "Europa no es soberana ni en diseño ni en fabricación", ha recordado, "y son los EEUU los que tienen las mejores cartas: fuerza académica, empresas de diseño, capacidad de fabricación...".
Sólo hay tres grandes fuerzas a nivel global en el campo de la microelectrónica: EEUU, China y Japón/Corea. "Es muy difícil comprar cualquier dispositivo tecnológico y que al estirar del hilo no encuentres detrás alguna medida política del gobierno norteamericano". La única manera de ser líderes en tecnología es haciendo política pública en este ámbito y eso Europa no lo ha trabajado: "La UE es un mercado muy grande, con mucho potencial, que ha renunciado a comerse su propio pastel y ha abierto las puertas para que vengan los demás a comérselo".
Donde sí se abre una ventana de oportunidad es en el ámbito académico, ha explicado el director asociado del BSC, "con Trump se está viviendo una reducción brutal de financiación y recursos a la investigación y eso genera una incertidumbre enorme para el mundo de la ciencia", pero al mismo tiempo supone, "si actuamos acertadamente y con celeridad", una oportunidad para recuperar, captar y retener talento en Europa y para iniciar acuerdos en materia científica con otros países que comparten la visión académica-científica europea. Aun así, Martorell ha augurado que es una ventana de oportunidad que no se alargará en el tiempo ya que "los EEUU no renunciarán a una de sus grandes fortalezas".
Preocupación, incertidumbre y oportunidades para las empresas
Cristina Serradell ha reconocido que "las empresas están preocupadas e inquietas". Ha detallado que en Cataluña hay 3.161 empresas que exportan regularmente a EEUU. Esto representa un 4% de la economía catalana ya que nuestros socios principales son europeos, pero los EEUU son el primero fuera de Europa. De todas formas, existen otras afectaciones. Serradell ha expuesto tres niveles: afectación directa (empresas que exportan a EEUU); indirecta (proveedoras de empresas de otros países que exportan a EE.UU.) y macroeconómica (impacto global por el peso del dólar).
Sin embargo, ha apuntado que en este ámbito también se generan oportunidades: la primera porque los aranceles son un impuesto a los bienes, pero en el comercio internacional está creciendo mucho la exportación de servicios y estos no están gravados. La segunda, que ahora mismo casi todos los países están gravados con el mismo porcentaje (10%), y eso no nos resta competitividad frente a otros en el mercado norteamericano, mientras que China está gravada con un 145%, haciendo desaparecer a gran parte de los competidores chinos en EEUU. "Eso sí, nos encontraremos a las empresas chinas en otros mercados donde serán mucho más agresivas", ha concluido Serradell.
¿Qué puede hacer Europa?
¿Estamos a tiempo de revertir la situación? Ha preguntado Carla Turró a los miembros de la mesa. Martorell ha sido rotundo, "la pregunta de si estamos a tiempo no tiene sentido, hay que salir a jugar el partido desde ya", y ha añadido: "Tenemos opciones si nos atrevemos a hacer política industrial real, con demanda pública y regulación eficaz, Europa recién empieza a entender que hace falta cierto grado de proteccionismo en el ámbito tecnológico ante la situación global, pero nos falta el paso final: regular y legislar".

Colomina ha afirmado que "Europa solo conseguirá sobrevivir a esta situación si sigue siendo Europa: un proyecto compartido de regulación y cesión de soberanía", ya que si se debilita internamente "perderá la batalla".
Serradell ha coincidido: "Donald Trump es una oportunidad para ponernos las pilas. Hemos sido un poco parásitos en defensa, en liderazgo... Ahora toca generar economías de escala y apostar por la idea de ver la UE como un 28º estado y no por una economía troceada en 27 mercados".
Conclusiones: riesgos y oportunidades
En el tramo final, los tres ponentes han señalado los principales riesgos y oportunidades del retorno de Trump:
Cristina Serradell: "El principal riesgo es un mundo más fragmentado e incierto por eso hay que integrar en las empresas una cultura de resiliencia geopolítica. La oportunidad es la diversificación de mercados".
Carme Colomina: "Nos resentiremos, pero puede ser la chispa que Europa necesitaba para fortalecerse desde dentro y que actúe como factor unificador".
Josep Maria Martorell: "Tenemos una ventana para recuperar y captar talento, pero el riesgo es que no lo hagamos a tiempo y dejemos escapar la oportunidad".