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Un futuro cargado de memoria

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Com dissenyar una revolució. Disseny Hub Barcelona

¿Cómo imaginan el futuro dentro de 50 años? Es una pregunta sencilla, que no caduca. Como ejercicio sociológico funciona para calibrar, al menos, el ánimo ambiente y nuestra capacidad creativa para buscar soluciones, para corregir las desigualdades y deshacer los problemas que nos aquejan como sociedad. Por encima de todo, nos lleva a proyectar escenarios deseables.

Si tomamos los informativos o las redes sociales como fuente de inspiración, en un paseo rápido por las pantallas de la zona Schengen, pareciera que vivimos en una suerte de colapso estructural con jinetes ultras que cabalgan hacia nosotros sobre un horizonte rojo. Crisis es la palabra que acompaña cada noticia. El día a día de este verano abrasador nos recuerda la crisis de la vivienda, del medio ambiente, de la democracia, y el fracaso político para alcanzar la paz.

Mientras preparaba su ensayo Utopía no es una isla. Catálogo de mundos mejores (editorial Episkaia, 2020), la escritora y politóloga Layla Martínez, insistía en esa pregunta cada vez que la invitaban a una mesa redonda o conferencia como parte de su investigación sobre el impacto cultural de las distopías. “¿Cómo imaginan el futuro dentro de 50 años?”. Las respuestas, decía ella, eran todas muy parecidas. Todas de imaginario apocalíptico, muy similar a la película “Hijos de los hombres” (2006), del mexicano Alfonso Cuarón, donde el escenario es el colapso civilizatorio, el caos mundial y la humanidad al borde de la extinción. Los refugiados huyen de la guerra al Reino Unido, uno de los pocos gobiernos funcionales que quedan, donde les imponen leyes migratorias sencillamente atroces. Es el año 2027.

“La forma en que imaginamos el futuro está fuertemente condicionada por los productos culturales que consumimos”, escribe la autora. “En las últimas décadas, prácticamente todas las novelas, videojuegos, cómics, series y películas ambientadas en el futuro reproducen una misma forma de verlo, que se ha convertido en hegemónica. La oleada distópica lo ha inundado todo, sin apenas excepciones. Resulta casi imposible encontrar una novela o una serie que imagine un futuro utópico o simplemente mejor que el presente…imaginar futuros peores nos ha quitado la capacidad de pensar en un porvenir mejor.”

El ensayo reivindica el género de la utopía como herramienta política y cultural. Recoge diversos ejemplos históricos y literarios -desde Tomás Moro hasta las sociedades piratas o la ciencia ficción soviética, pasando por el panafricanismo y el ecosocialismo- para mostrar que otros mundos posibles han sido creados o al menos intentados seriamente.

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Com dissenyar una revolució. Disseny Hub Barcelona
Inauguración 'Cómo diseñar una revolución. La vía chilena al diseño'. Foto: Disseny Hub Barcelona / Pep Herrero

El 2021 el antropólogo y activista David Graeber y el arqueólogo David Wengrow publicaron El amanecer de todo: Una nueva historia de la humanidad (publicado en español por la editorial Ariel) donde proponen una nueva visión de la Historia. Cuestionan la idea de que la civilización siguió un camino inevitable desde la igualdad primitiva hacia la desigualdad y el poder jerárquico, demuestran que estas concepciones, que surgieron en el siglo XVIII, fueron una reacción conservadora de la sociedad europea ante las críticas de los intelectuales indígenas y que no tienen un aval antropológico ni arqueológico. Precisamente a través de hallazgos en estas disciplinas, ilustran que las sociedades del pasado fueron muy diversas y creativas, y que siempre existieron alternativas a los modelos de dominación. Una invitación a repensar radicalmente lo que creemos posible para el futuro.

Aunque muy diferentes, ambos libros cuestionan un relato dominante único, oscuro y estéril que nos lleva a la asfixia. A través de sus ejemplos, nos devuelven el poder creativo que como seres humanos tenemos para imaginar y crear mundos deseables.

Cómo diseñar el futuro

De la misma manera, y bajo ese espíritu inspirador, desde el PEMB y en colaboración con la Dirección de Participación e Innovación Democrática del Ayuntamiento hemos traído a Barcelona la exposición ‘Cómo diseñar una revolución: La vía chilena al diseño’ (Disseny Hub, del 2 de julio hasta el 16 de noviembre). La muestra invita a conocer una historia inédita y para muchos desconocida: la de cómo un pequeño país sudamericano en plena Guerra Fría, desafío a los dos modelos dominantes -el capitalismo de Estados Unidos y el totalitarismo soviético- y propuso una tercera vía que fusionaba socialismo y democracia.

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Com dissenyar una revolució. Disseny Hub Barcelona
Inauguración 'Cómo diseñar una revolución. La vía chilena al diseño'. Foto: Disseny Hub Barcelona / Pep Herrero

A través de ejemplos materiales de diseño gráfico e industrial, la exposición muestra cómo distintos sectores de la sociedad chilena -desde los históricamente marginados hasta las capas profesionales- trabajaron durante el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) para construir una sociedad más justa. Comisariada por el diseñador Hugo Palmarola, la académica en ciencia, tecnología y sociedad Eden Medina y el arquitecto Pedro Ignacio Alonso, la muestra reúne cerca de 250 piezas, entre originales y reproducciones, y se articula en 7 capítulos a través de las siguientes preguntas: Cómo llamar a la acción colectiva, Cómo nutrir la infancia, Cómo promover la música popular, Cómo reducir la dependencia tecnológica, Cómo construir una sociedad lectora, Cómo promover una coexistencia pacífica y Cómo administrar una economía.

Una de las piezas más destacadas es precisamente el ejemplo de cómo responder a esta última pregunta. Se trata de la primera reconstrucción integral y funcional de la sala de operaciones de Cybersyn, un proyecto destinado a la administración de la economía chilena a través de un sistema descentralizado de comunicación con datos en tiempo real de las industrias del país que se nacionalizaban a un ritmo veloz. Todo un hito en la historia de la cibernética y un referente para quienes defienden un internet libre y distribuído.

A propósito de Cybersyn, Eden Medina se preguntaba en una excelente entrevista a la revista New York Review of Architecture “¿Qué pasaría si pusiéramos en primer plano los valores humanos en la creación de nuestros sistemas?”. ¿Qué pasaría? ¿Qué pasaría si colocamos un objetivo social común primero y no el lucro? Una pregunta totalmente vigente que nos lleva a pensar tanto en nuestras infraestructuras tecnológicas como en las políticas que determinan el mercado de la vivienda, por poner dos ejemplos cruciales.

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Sessió inaugural Com dissenyar una revolució
De izquierda a derecha: el director de Participación e Innovación Democrática, Arnau Monterde, la directora del Disseny Hub, Mireia Escobar, y los comisarios Eden Medina, Hugo Palmarola y Pedro Ignacio Alonso. Foto: Disseny Hub Barcelona / Pep Herrero

En esa misma entrevista a los tres comisarios, el periodista pregunta: “Parece que la ampliación del término “diseñador” es posible gracias a la democracia y a la propia existencia de políticas y proyectos gubernamentales que convocaban tanto a diseñadores como a personas comunes a participar, a diseñar y a expresar sus opiniones”.

“Es la unión de dos cosas que no necesariamente van juntas: la democracia que permite a las personas ser libres para crear y la creación de un conjunto de objetivos colectivos”, responde Pedro Ignacio Alonso. “Dentro de muchas otras estructuras, puedes ser o sentirte libre para crear, pero no existen objetivos colectivos. No estás trabajando en un proyecto general para la nación. O puede que tengas un objetivo colectivo, como en la URSS, pero no democracia. Es por eso que la vía chilena es tan particular”.

Un diálogo con la exposición

Desde el PEMB y en colaboración con la Dirección de Participación e Innovación Democrática del Ayuntamiento de Barcelona con el apoyo del Canódromo - Ateneo de Innovación Digital y Democrática, se ha desarrollado un programa público de actividades que dialogan con la exposición. Con una mirada propositiva hacia el futuro, se busca destacar el potencial transformador que tienen la planificación estratégica y la innovación como herramientas de equidad social y fomento de la participación ciudadana.

Además de la conferencia inaugural del pasado 1 de julio y el taller realizado junto a la Oficina Municipal de Datos y la investigadora Marta Pérez Verdugo sobre ¿Cómo debería ser una Sala de Observación de Datos Abiertos?, quedan por delante varias actividades: El club de lectura sobre Geopolítica y soberanía tecnológica, la jornada Cultura y Revoluciones, que incluye el podcast Memorias chilenas después de 50 años del golpe de Estado y la sesión Diseño radical en el Canòdrom: un taller con ritmo de insurrección. El ciclo dedicado a la inteligencia artificial con charlas como Ciencia para la política pública. Una simbiosis de futuro en tiempos complejos con Josep Lobera y Izaskun Lacunza y ¿Qué pasa cuando la IA toma las decisiones? Gobierno y desgobierno algorítmico, con Karina Gibert, Joan Subirats y Manuel Bedia, además de una sesión con el Barcelona Supercomputing Center centrada en Gemelos digitales metropolitanos. Por último, el curso: Metrópoli y desarrollo económico: estrategias para el siglo XXI.

Cybersyn en acción, es el nombre de las visitas guiadas a la sala de operaciones para poder interactuar con el sistema tal cómo lo imaginaron los revolucionarios cibernéticos a principios de los 70s y que invita a reflexionar sobre los sistemas tecnológicos de hoy.

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Com dissenyar una revolució. Disseny Hub Barcelona
Sala de operaciones Cybersyn. Foto: Disseny Hub Barcelona / Pep Herrero

En paralelo, otras actividades se han sumado a este diálogo como la jornada organizada por la Fundación Catalunya Europa Entre cables y urnas: Una mirada a los riesgos tecnológicos de la democracia, que contará con Raúl Espejo, director de operaciones del proyecto Cybersyn; Carlos Senna, que ayudó a crear e implementar este sistema; y Andreu Ulied, experto en planificación urbana y gemelos digitales.

Desarrollado por ArsGames Juegos para la revolución, es un taller que propone experimentar con el juego y la tecnología para plantear soluciones a retos urbanos desde una perspectiva participativa, inclusiva y sostenible, y está dirigido a jóvenes de entre 18 y 35 años que dinamizan espacios colectivos.

Tanto el programa como la exposición son una invitación abierta a repensar e inspirarnos en estos tiempos inciertos, a exigirnos más como colectivo y como actores cruciales en la defensa de nuestros derechos