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Regeneración urbana integral: retos y oportunidades de una colaboración en clave metropolitana

La equidad territorial es la finalidad última que busca la coordinación interinstitucional de los programas de regeneración integral de barrios
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Ciutat Meridiana, des del pont del c. Castelldefels (Barcelona)

Durante los últimos meses, ha habido novedades importantes en relación con los barrios vulnerables: la Generalitat de Cataluña ha convocado la primera edición de las subvenciones del Fondo de Recuperación Urbana Ambiental y Social para entidades locales, en el marco del nuevo ‘Pla de barris i viles’; mientras que la Diputación de Barcelona ha puesto en marcha su nuevo proyecto transformador ‘Barris i viles en transició’ que ofrece apoyo financiero, y próximamente también metodológico, a los ayuntamientos de la demarcación para la redacción de los Programas memoria de intervención integral del nuevo ‘Pla de barris i viles’ de la Generalitat.

Esta colaboración entre Generalitat y Diputación es un magnífico ejemplo de complementación de las respectivas actuaciones públicas para generar sinergias que multipliquen su impacto. En primer término, en el impacto, a menudo olvidado, en el trabajo de los técnicos municipales al cargo de estos procesos y proyectos de regeneración integral. Y, desde luego, en el impacto final en la consecución de los proyectos de regeneración de barrios vulnerables: la mejora de las condiciones de vida para su vecindario. Obviamente, en ambos casos son actuaciones que corresponden a las respectivas competencias y mandatos de las dos instituciones. Nada especial. Pero, sin embargo, es una colaboración que hay que reconocer y celebrar.

En un artículo anterior, comenté la variedad de programas de regeneración de barrios que actualmente están en curso en la región metropolitana y destaqué cómo las diferencias entre ellos pueden resultar muy positivas si vienen acompañadas de un trabajo de análisis entre las instituciones que los llevan a cabo con el fin de identificar todos los ámbitos y formas posibles de coordinación. Todo ello, con la finalidad de mejorar la complementariedad entre programas con el fin de mejorar la eficiencia de recursos varios y quizás encontrar economías de escala; consolidar conocimiento compartido sobre regeneración urbana integral; simplificar la retimiento de cuentas a las diferentes instituciones; pero sobre todo, para alcanzar una complementariedad más cuidadosa y clara en objetivos, instrumentos y desarrollos.. Y abogaba, en ese mismo artículo, por la idoneidad y ventajas de la oficina del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona para facilitar este proceso de coordinación institucional.

Así, pues, con esta diversidad de programas públicos explícitamente de regeneración urbana integral y otros relacionados, ¿qué otras oportunidades hay de coordinación institucional? Pues, naturalmente, dependerá de las voluntades de las instituciones involucradas, pero de posibilidades hay muchas.

Coordinación territorial metropolitana

Además de los dos programas comentados, las otras instituciones con programas de regeneración integral o sectorial de barrios vulnerables son el AMB y algunos de los ayuntamientos metropolitanos. El AMB parece que va a publicar la segunda edición de su Programa integral de barrios para la mejora de rentas. Y a escala municipal tenemos varios casos en funcionamiento y con previsiones de mayor desarrollo:

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Plaça de la Verge del Pilar - Cornellà de Llobregat
Plaça de la Verge del Pilar - Cornellà de Llobregat

En el anterior artículo comentaba que 48 de los 70 planes o proyectos en curso de regeneración urbana integral correspondían a barrios de la región metropolitana de Barcelona; incluyendo los 31 barrios de alta o muy alta vulnerabilidad, según el índice de vulnerabilidad urbana que cada programa adoptó[1]. Es bien claro, pues, que la vulnerabilidad urbana es un fenómeno intensamente relacionado con el hecho metropolitano. ¿Qué supone esta metropolización de la vulnerabilidad urbana en términos de coordinación?

Pues, en primer lugar, a pesar de las especificidades, en los barrios vulnerables metropolitanos hay un mayor grado de coincidencia tanto de los perfiles del vecindario como de los diversos tipos de déficits que encontraremos. Por tanto, una coordinación a escala metropolitana supone, primero de todo, una mayor utilidad a la hora de compartir conocimientos y prácticas en el ámbito técnico. Y, en segundo lugar, una mayor interpelación a los gobiernos locales metropolitanos para trabajar la mirada de la equidad territorial, que requiere planificación conjunta y solidaridad. Así pues, es necesario alinear los programas en curso en toda la metrópoli y establecer marcos comunes que permitan avanzar en cohesión territorial. El diseño de las actuaciones del plan, ciertamente, es necesario que sea ad hoc para cada barrio, pero no con una mirada de barrio aislado, sino también con miradas municipal y metropolitana para atender la equidad territorial. Hay que pensar bien cómo los planes encajan dentro de los municipios, con los municipios vecinos y con el conjunto de la metrópoli.

Y para trabajar la equidad territorial, especialmente a escala de región metropolitana, se pueden adoptar mecanismos de gobernanza: los hay de muchos tipos entre los que elegir los más adecuados y que generen consenso. Desde los pactos y acuerdos más puntuales, voluntarios y flexibles a los más establecidos y comprometidos, como las oficinas técnicas conjuntas con presupuestos compartidos. De las plataformas digitales de conocimiento a las redes de intercambio-interacción y las comunidades de práctica. Todo aquello que las instituciones interpeladas propongan y de lo que se quieran dotar. Propuestas de gobernanza institucional que se pueden idear en un proceso colaborativo de trabajo como el que el PEMB está realizando con la RIS3Cat de la Generalitat de Catalunya en relación con la Agenda compartida para la descarbonización en la rehabilitación inclusiva de viviendas.

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Àrea metropolitana de Barcelona des del Turó de Montcada
Área metropolitana de Barcelona des del Turó de Montcada

Hacia una metrópoli cohesionada

Los cambios institucionales recientes muestran que hay una voluntad clara de apostar por la regeneración de los barrios y de dotarlos de los recursos necesarios. Pero también evidencian que sin una coordinación efectiva —tanto dentro de cada institución como entre ellas— estos esfuerzos corren el riesgo de quedar fragmentados. Los planes de barrio deben ser, a la vez, específicos y metropolitanos: deben responder a las vulnerabilidades concretas de un territorio, pero también deben contribuir a construir una metrópoli más cohesionada, justa y sostenible.

 

 

[1] El proyecto piloto Barrios con futuro adoptó el IVU del Instituto Metrópoli, mientras que el Plan de barrios y villas parece que adopta el IST del Instituto Metrópoli. El programa de Barrios y Comunidades adoptó el IVSo de la Diputación. El Programa Integral de Barrios del AMB adoptó el IVU en su primera edición.