Un nuevo impulso a la construcción sostenible
- David Rodríguez - Secretario técnico del PEMB
- 08-01-2016
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Tras años de atonía en el sector de la construcción, todo apunta a que la situación vuelve a animarse. Durante el tercer trimestre de 2015, esta actividad experimentó un crecimiento del 5% respecto al mismo trimestre del año anterior, más de un punto por encima del crecimiento medio del PIB, consolidando una tendencia alcista que ya se venía intuyendo desde mediados del 2014. Otros indicadores como el número de viviendas en construcción o el consumo de cemento apuntan en la misma dirección.
No obstante, no se prevé que se desarrollen grandes promociones de vivienda nueva en el AMB, tanto por la escasez de suelo disponible, como por la existencia de un parque de viviendas maduro, sin olvidar la relativa estabilidad en la población, con una clara tendencia al envejecimiento. Una parte importante del parque de viviendas de la AMB fue construido durante los años sesenta y setenta. A pesar de ser relativamente nuevos, muchos de ellos presentan carencias en cuanto al aislamiento térmico (las primeras normativas que lo regulan datan de 1979) o de accesibilidad, especialmente por la falta de ascensores. Al tratarse de viviendas en la mitad de su vida útil, ésta puede ser una buena oportunidad para realizar procesos de reforma que resuelvan ambas carencias, y de paso, estimular un sector en horas bajas pero con importantes bolsas de empleo.
Esta problemática ya fue detectada en su día por la comisión de estrategia del Plan creada para impulsar medidas vinculadas al Plan Barcelona 2020 y que derivó en dos informes técnicos: uno vinculado a la rehabilitación energética de edificios, y un segundo orientado a la accesibilidad de las viviendas. En paralelo, desde hace unos años se han ido desarrollando programas en este sentido, especialmente en barrios que fueron promovidos por las administraciones públicas, en algunos casos también motivados por la existencia de patologías estructurales. Los resultados han sido bastante positivos, sobre todo por efectos colaterales como la disminución del riesgo de pobreza energética.
A menudo, sin embargo, el principal escollo se plantea a la hora de financiar estas actuaciones. Si bien muchas de ellas han contado con una generosa aportación pública, en algunos casos muchos vecinos no podían hacer frente a un gasto de tal magnitud. La situación se agrava en comunidades de vecinos donde una parte importante de los vecinos son personas de edad avanzada. La crisis de los últimos años tampoco ha facilitado la promoción de actuaciones en este ámbito.
No obstante, recientemente se han dado pasos para superar esta barrera a priori infranqueable. En ciudades como Barcelona o Santa Coloma de Gramenet se ha comenzado a experimentar un sistema bastante interesante: en aquellos casos en que los afectados no pueden (o no quieren) asumir el coste, la administración aporta el dinero anticipadamente, pero realizando una inscripción de carga en el registro de la propiedad, a satisfacer en el momento en que se realice una compraventa, recuperándose así la inversión realizada. En algunos casos, este adelanto está sujeto a determinadas condiciones (por ejemplo, límites de ingresos), pero en otros cualquier persona física o jurídica puede solicitarlo.
Aunque incipientes, estas líneas de apoyo pueden tener un importante recorrido en los próximos años, disminuyendo, la parte de financiación a fondo perdido que tienen buena parte de estas iniciativas. Unas iniciativas que también podrían extenderse a otros aspectos relacionados con la mejora de las viviendas, como son los sistemas eléctricos o de calefacción.
David Rodríguez
Secretario técnico
Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.