Participación y tecnología: un binomio en permanente evolución

La transformación digital está deviniendo una oportunidad para la democratización de las ciudades. Varios ayuntamientos y administraciones están iniciando la apuesta por la implantación de nuevas herramientas de tecnopolítica y están dando pasos hacia la soberanía tecnológica. Además, la aprobación de la legislación sobre transparencia y gobierno abierto, está suponiendo un paso más en la disponibilidad de información y la apertura de procesos participativos en cuestiones tan clave como reglamentos o presupuestos... ¿Quizás estamos más cerca que nunca del camino que va de la Smart city al smart citizen?

Participación y tecnología

Tal y como ha ido apuntando en varios artículos Joan Subirats, catedrático en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, la desafección hacia la forma en que funciona la democracia en la actualidad ha tenido mucho que ver con el proceso de repolitización que se percibe en toda Europa. Entendiendo la política no sólo como un hecho institucional, sino como lo que tiene que ver con la vida cotidiana de las personas, en los barrios, en los pueblos, en las escuelas, en el trabajo o por las preocupaciones hacia el entorno o el medio ambiente. En todo este contexto, la transformación tecnológica, también tiene mucho que decir. El mismo Subirats, afirma que este proceso de repolitización tampoco sería como es si no se dieran en paralelo una serie de cambios en las dinámicas estructurales de la sociedad, que tienen que ver con disponer de una ciudadanía más formada, con más facilidad de acceso a la información, y sobre todo, una sociedad más conectada, y por tanto con más posibilidades de relacionarse y organizarse.

Este cambio o evolución de las dinámicas estructurales, es también, en buena parte, la base que empieza a hacer posible la incorporación de la transformación digital en los procesos de participación e implicación ciudadana. En este contexto de creciente mediación tecnológica de la vida social y pública, la transformación digital se convierte en una oportunidad de democratización. Así lo afirmaba, Francesca Bria, comisionada de Tecnología e Innovación Digital del Ayuntamiento de Barcelona en el momento de su nombramiento: 'las nuevas oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales en ámbitos como la participación, la democracia, la transparencia y la proximidad a la ciudadanía, pueden contribuir a una mayor democratización de las instituciones públicas'.

Hace tiempo, por tanto, que el debate ya no se encuentra en si las tecnologías digitales tienen que entrar o no a la organización política de la sociedad, sino más bien sobre qué tipo de infraestructuras y prácticas digitales deben promover y hay que desplegar para llevar a cabo esta tarea. Y es que resulta clave en todo este discurso un debate sobre el soberanía digital y la no dependencia de grandes compañías proveedoras, sobre todo en el caso de las administraciones, donde los datos acumulados y disponibles son un recurso preciado.

Es en este nuevo contexto en el que se desarrolla Decidim.barcelona, “una infraestructura digital, de código abierto y producción y gestión público-común, que aspira a encarnar un modelo de infraestructura democrática para la democracia”, tal y como se define en el Plan para su desarrollo. Decidim.barcelona parte del software libre, abierto y transparente Consul, que ya fue usado para desarrollar en septiembre de 2015 la plataforma digital de participación Decide Madrid. Así, el Ayuntamiento de Barcelona busca lograr la transformación digital de la ciudad y de las formas de participar.

Además de Barcelona y Madrid, son varias las ciudades que están desarrollando experiencias similares aprovechando la tecnología existente, tanto por el éxito y buenos resultados, como por el hecho de su carácter libre y reutilizable. Es el caso del Ayuntamiento de A Coruña con A Porta Aberta, el Ayuntamiento de Oviedo con Consulta Oviedo y del Ayuntamiento de Valencia que está poniendo en marcha decidimVLC, todos muy vinculados a facilitar procesos de presupuestos participativos.

La plataforma Decidim.barcelona, fue inicialmente desarrollada en febrero de 2016 para ser usada en el proceso de participación del Plan de Actuación Municipal, PAM 2016 hasta 2019. La plataforma tenía el objetivo de impulsar un formato de participación totalmente híbrido entre la participación presencial y la digital, y con el compromiso de garantizar la transparencia, la privacidad y la trazabilidad, tanto de las propuestas recogidas, como de la discusión pública de los resultados finalmente incorporados.

Después del PAM, Decidim.barcelona se ha mantenido y ampliado, convirtiéndose en la plataforma coordinadora y centralizadora de todos los procesos participativos de la ciudad. Con la misma filosofía de su creación, todo el código de la plataforma ha sido publicado en Github, de forma libre y por lo tanto usable por parte de cualquier ente. Esta voluntad ha terminado convergiendo en la publicación de una nueva web: decidim.org, desde donde se puede descargar el código para crear una plataforma propia, consultar las bases de uso, o compartir las experiencias, etc. Ayuntamientos como el de Hospitalet del Llobregat (l'H on-participa), Badalona (decidim.badalona), Terrassa (participa.terrassa), Sabadell (decidim.sabadell), Gavà (participa.gavaciutat), Sant Cugat (decidim.santcugat), Mataró (decidimmataro), Vilanova y la Geltrú (participa.vilanova), Pamplona-Iruña (erabaki.pamplona) y ahora también Helsinki. La Diputación de Barcelona (decidim.diba) y la Generalitat de Catalunya también han empezado a desarrollar y poner en funcionamiento sus propias plataformas participativas basadas en Decidimos. El único requisito es la firma de un convenio donde las instituciones acuerdan garantizar la transparencia y la trazabilidad de los procesos y aseguran el acceso universal a la participación y el mantenimiento del carácter libre y abierto del código y sus derivados, cumpliendo así el código de de garantías democráticas que inspira la plataforma. Además, se ha creado un grupo de trabajo intermunicipal para compartir el trabajo y las mejoras de la herramienta y se ha firmado un convenio con el Consorcio Localret, con el objetivo de compartir la infraestructura democrática digital con otras ciudades metropolitanas.

Un paso más ha sido la promoción del proceso participativo Metadecidim, con el objetivo de que sea la misma ciudadanía la que pueda pensar y (re) diseñar las funcionalidades que necesita en cada momento la plataforma, a fin de cumplir con sus expectativas y ser mucho más flexible y adaptable a los cambios que la sociedad vaya experimentando. Así se han acabado generando dos grupos o redes comunitarias, por un lado el LAB Metadecidim, como espacio de investigación abierta y colaborativa orientado a abordar problemas clave para el desarrollo de la plataforma y de la democracia en red, y donde se invita a la ciudadanía experta, la comunidad científica de las universidades, a sus grupos y centros de investigación, las empresas especializadas y su entorno social a formar parte de esta iniciativa. Y por el otro, las SOM Metadecidim (Sesiones Operativas Metadecidim) como encuentros mensuales abiertas donde la comunidad Metadecidim (técnicos municipales, hackers, investigadoras, expertos y ciudadanía en general) se reúne para hacer avanzar participativamente y con enfoque interdisciplinario la plataforma Decidim . Aspectos importantes y de configuración de la plataforma como la identidad digital, la seguridad, la privacidad, los procesos y modelos de democracia en red, la gobernanza tecnopolítica, la inteligencia artificial para la participación, la gamificación política o la ciencia ciudadana, se tratan en estos espacios de participación tanto digital como presencial.

Tal y como afirmaba Xabier Barandiaran, coordinador del proyecto Decidim.barcelona del Ayuntamiento de Barcelona, en las últimas jornadas Municilab, Decidim es sólo la punta del iceberg de la transformación digital. El Plan Barcelona Ciudad Digital, quiere hacer de ella ciudad la capital de la innovación ética y responsable. La estrategia le da una vuelta más al concepto de smart city, es decir, además de 'colocar' tecnología en la ciudad, el plan se basa en primeramente preguntar y posibilitar la toma de decisiones por parte de la ciudadanía y las comunidades. En las II JAM Metadecidim de finales de octubre, Francesca Bria, por ejemplo, anunciaba la recién aprobada medida de gobierno por el cambio tecnológico que entre otros implicará un paso hacia el software libre en el ayuntamiento, reduciendo la dependencia de grandes proveedores y promoviendo la creación de un mercado abierto que favorezca la pluralidad de empresas digitales. Filosofía, que se mantiene con todo lo que tenga que ver con la democratización de los datos de la ciudadanía obtenidas a partir de las tecnologías para mejorar la vida en la ciudad: sensores, procesos de participación, consultas, etc. Así la ciudadanía se convierte soberana sobre su propia información.

Son muchas las medidas y cambios que poco a poco se van generando, promoviendo y logrando en este terreno. Citando de nuevo a Bria, el objetivo muy basado en la metodología de trabajo Agile, es el de generar 'pequeños cambios irreversibles en las instituciones con el objetivo de generar un cambio real y perdurable en el tiempo, sea cual sea el cambio de color político, por el contrario los cambios rápidos y más reversibles '. Y parece que este es el camino.

Cabe destacar también las posibilidades de colaboración y de co-creación. Como se ha mencionado ya son varios los ayuntamientos, sobre todo de la región metropolitana, que están empezando a trabajar la herramienta y lo están haciendo también por medio de grupos de trabajo. De momento, es sobre todo a la administración local donde se están desarrollando más estas posibilidades, y no es de extrañar, dada la mejor predisposición a participar por parte de la ciudadanía en cuestiones que le son más cercanas y tangibles. Pero las oportunidades son muchas y, las potencialidades de la creación de esta comunidad tecnopolítica en gran parte todavía están por ver. Desde el PEMB lo seguiremos de cara también a los procesos participativos que requerirá la elaboración de un nuevo plan estratégico metropolitano.

Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.

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