Muchos pocos hacen un mucho

Abordar la emergencia climática desde el PEMB

La emergencia climática es un hecho incontestado, como también lo es el hecho de que la acción humana, mediante las emisiones de gases contaminantes, es una de sus principales causas. El riesgo de que este cambio pueda llegar a un punto de no retorno en las próximas décadas, con las importantes consecuencias que este hecho puede conllevar, no sólo a nivel meteorológico sino también a nivel humano, está haciendo despertar una conciencia global de la necesidad de poner -hay remedio lo antes posible. Aunque quizá este despertar ha sido un poco tardío, bienvenido sea.

Cada persona puede aportar su granito arena

El equipo del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) ya hace bastantes años que tenemos en cuenta el calentamiento planetario y sus consecuencias sobre nuestro entorno más inmediato, como una de las variables que condicionará enormemente nuestra sociedad a medio y largo plazo. Por ello, hemos ido planteando posibles acciones para atacar la emisión de gases contaminantes. Así, hace tiempo hicimos estudios para evaluar el potencial energético de las viviendas en Barcelona o cómo diseñarlos para que sean más sostenibles desde un punto de vista energético. Más recientemente hemos promovido la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana (CARM) que ha incidido, entre otros, en temas como el desperdicio alimentario o la promoción de los circuitos cortos de producción y comercialización. También hemos colaborado en un proyecto de reflexiones metropolitanas sobre la movilidad, uno de los objetivos es la reducción de las emisiones derivadas del tráfico, y recientemente hemos realizado, conjuntamente con el Área de planificación estratégica del AMB, un informe para valorar la potencialidad para la transición energética en los polígonos de actividad económica.

Nuestro compromiso con la sostenibilidad ambiental no sólo se refleja en las grandes políticas o recomendaciones. También hemos querido bajar a un nivel del día a día, por dos motivos. El primero, lógicamente, por un motivo de coherencia. El segundo, porque encaja con la cultura del prototipado que estamos implantando como método de trabajo: a partir de una pequeña acción, valorar aquellos aspectos que pueden obstaculizar o hacerla descarrilar, y hacer las mejoras oportunas con el objetivo de poderlas escalar.

Sostenibilidad a la metropolitana

El pasado viernes 27 de septiembre se celebró en todo el mundo la Huelga Mundial por el Clima. A lo largo del día, varias entidades fueron explicando qué acciones han llevado o están llevando a cabo para reducir la huella ecológica. Por ejemplo, la Universidad Pompeu Fabra tiene una sección en la web donde explica las acciones que lleva a cabo en ámbitos como el reciclaje, la reutilización o la disminución de la generación de residuos. El Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos, con quien nos liga una importante relación, también ha explicado qué pasos están haciendo, en este caso más centrado en acciones individuales que llevan a cabo las personas que trabajan o colaboran. Nosotros no queremos ser menos, y quisiéramos aprovechar esta entrada para compartir lo que hacemos desde hace tiempo y que, aunque no lo tengamos del todo sistematizado, forma parte de un incipiente plan de sostenibilidad.

  1. La primera gran medida que adoptamos en esta línea fue el traslado de la oficina de coordinación al coworking del CREC. La mudanza, derivada de la necesidad de renovar el espacio y acomodarnos a un nuevo entorno de trabajo, nos permitió, entre otras cosas, un ahorro energético sustancioso gracias al hecho de poder compartir numerosos recursos que hasta entonces teníamos en solitario como ahora la climatización, la alimentación de fotocopiadoras o la nevera, por ejemplo. El cambio nos generó un doble reto. De entrada, dar una segunda vida al mobiliario que, aunque amortizado contablemente, aún podía tener una cierta vida útil. Y el segundo, ocuparnos de las montañas de papel de toda clase que habíamos ido acumulando a lo largo de los años aprovechando que la antigua oficina tenía unas dimensiones bastante generosas. En el primer caso, tuvimos la suerte de poder encontrar salida a prácticamente todo el material que se encontraba en buen estado, que está teniendo una segunda vida en una institución benéfica. Por el contrario, el coste del vaciado de papel de la oficina, en tiempo y recursos económicos, nos hizo ver la necesidad de avanzar en una oficina técnica de 'papel casi cero'. Hemos reducido drásticamente el uso de papel en las tareas diarias, así como las impresiones que hacemos, limitando a su vez el uso de mensajería. Los cambios estatutarios, que han eliminado ciertas obligaciones de envíos en papel, nos ha ayudado. Las nuevas tecnologías, que han facilitado la impresión en tiradas cortas, también nos han ayudado enormemente.
  2. Somos conscientes de que la movilidad obligada de las personas trabajadoras o colaboradoras puede ser un factor importante de emisiones. Afortunadamente, la inmensa mayoría de nosotros tenemos la suerte de poder desplazarnos en modos de transporte de bajas o nulas emisiones, gracias a estar situados en un lugar muy bien comunicado en transporte público. Algunos de nosotros incluso podemos desplazarnos a pie o en bicicleta. Otros, en cambio, viven a una distancia considerable de nuestro espacio de trabajo. En estos casos el teletrabajo parcial -uno o dos días a la semana-, es una buena alternativa, no sólo para facilitar la conciliación o eliminar la necesidad de pedir días de fiesta para atender obligaciones puntuales, sino también para contribuir a una reducción de la movilidad obligada. Es un proceso en el que todavía estamos inmersos, buscando la manera de poder conjugar con el trabajo en equipo o de otras obligaciones que nuestras tareas tienen asociadas. También somos cuidadosos con los desplazamientos que hacemos por motivos laborales y intentamos ir siempre en transporte público colectivo -aunque ésta no sea la opción más ràpida- cuando estamos dentro del área de Barcelona. Y si el tiempo lo permite y el desplazamiento es corto, lo hacemos a pie. Con los desplazamientos de larga distancia, la cosa se complica un poco más, ya que no siempre es posible ahorrarse el avión y coger el tren. Con todo, cabe decir que el pasado mes de septiembre el coordinador general del PEMB viajó de Barcelona a Bruselas en tren, desde donde pudo trabajar, compensando el tiempo que se hubiera ahorrado si hubiera ido en avión.
  3. También hemos puesto nuestras energías en la mejora de los caterings que a menudo acompañan nuestras actividades. Si en una primera fase nos centramos en evitar el derroche alimentario, actualmente estamos trabajando en reducir al máximo los residuos que estos suelen generar. En el caso de caterings externos, donde tenemos margen de maniobra de contratación, apostamos por aquellos que minimizan el uso de plásticos desechables. También valoramos que las frutas o los productos vegetales tengan un peso importante, o que el transporte de los caterings sea lo más sostenible posible. Afortunadamente, en los últimos tiempos han ido surgiendo nuevas iniciativas y empresas que tienen estos valores en su ADN, o bien otros que han sabido adaptarse a las nuevas demandas y que nos han ayudado a minimizar esfuerzos.

Las pequeñas grandes cosas

Estos cambios han sido gracias a la contribución de las personas que trabajamos en el PEMB, cada una de ellas ha aportado su particular granito de arena: desde los que ahora se desplazan en bicicleta (y han descubierto que tardan menos tiempo que yendo en autobús), hasta aquellas que se llevan el desayuno en un portabocadillos en vez de en papel de aluminio. Pero si una iniciativa ha destacado, han sido los Vegan Mondays, donde cerca de la mitad del equipo se reúne para comer un menú vegano cocinado de manera rotatoria entre las personas participantes, una parte importante de las cuales no son veganas. La iniciativa es interesante tanto por su impacto medioambiental -menor consumo de carne y menor consumo energético en la preparación-, pero también en la dimensión comunitaria.

No queremos que estos pequeños cambios estén confinados dentro de las fronteras de nuestra organización, sobre todo trabajando en un espacio compartido. Tampoco queremos imponer nada a nadie. Por eso trabajamos con el CREC en aquellas iniciativas que pueden redundar en mejoras para el conjunto del espacio. Así, hemos sustituido el consumo de cápsulas de café por una cafetera que no las necesita, generando la masa mínima para que su operación sea rentable. Actualmente estamos trabajando en un proyecto para estimular el uso de tuppers multiusos a la hora de hacer la compra de la comida en establecimientos de comida para llevar, eliminando así los numerosos envases que a menudo generan.

Somos conscientes de que tenemos temas pendientes en la mochila. Quizás todavía preferimos demasiado el presencialismo en nuestra vida asociativa, con los impactos que ello conlleva, cuando podríamos hacer más cosas telemáticamente, sin perjudicar el buen funcionamiento de la actividad que hacemos. También tenemos recorrido en encontrar el encaje perfecto al teletrabajo parcial, o poder optar por material reutilizable en vez de material reciclable. Y tampoco sabemos todavía cómo podemos ser más cuidadosos en nuestro consumo digital, y las repercusiones que éste tiene sobre el medio ambiente. Lo que sí sabemos es que todos los cambios que hemos hecho hasta ahora no sólo no nos han generado ningún coste extra, sino que al contrario nos han aportado beneficios, tanto para nuestra salud como también en un menor gasto. Pocas inversiones generan un retorno tan elevado. Si todavía no te los has planteado, tal vez sería un buen propósito del nuevo curso.

Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.

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