Las mujeres: las grandes olvidadas de las ciudades
- Marc Lpez-Forn - Gabinete Tcnico del PEMB
- Irene Navarro - Gabinete tcnico del PEMB
- 13-07-2017
- 411 Lecturas
Las ciudades están pensadas y diseñadas con un importante sesgo de género. Con pocos días de diferencia nos lo han recordado en dos ocasiones: la sesión 'Gender in the city: creating safer and more inclusive urban environments for women' del OuiShare Fest París donde se llegó a la conclusión de que 'nadie escucha las mujeres'; y el curso de verano del CUIMP 'Ciudades y mujeres: las políticas de ciudad desde una perspectiva de género', donde el hecho de las necesidades existentes en cuestiones de género para tender hacia una ciudad cuidadora se pusieron en evidencia.
La charla 'Gender in the city' fue un buen inicio del OuiShare Fest París 2017. Durante los tres días hubo muchas sesiones dedicadas a nuevas tecnologías, cambio climático, futuro del trabajo, políticas alimentarias o justicia social entre otros. Pero es necesario remarcar las reivindicaciones feministas, por su transversalidad y por deuda histórica.
La ponencia comenzó con unos cuantos datos escalofriantes como, por ejemplo, que un estudio de 2013 demostraba que en Egipto, el 99,3% de las mujeres egipcias han experimentado algún tipo de acoso sexual. Pero es que no hay que ir tan lejos (si es que Egipto en 2013 está lejos), para que otro estudio publicado en 2015 dice que en Francia, el 100% de las más de 600 mujeres consultadas a través de todo el país, confirman haber sido acosadas en el transporte público. Desgraciadamente hay mucho más ejemplos: Tokio, Kenia, Corea, Croacia, etc.
Una de las ponentes, Iman Bibar, ha querido hacer una puntualización y proponer otra definición a. Decía que no se trataba de acoso sexual sino de violencia contra las mujeres. Según Bibar, es un detalle importante, porque si la problemática se trata como acoso sexual, parece que se pueda resolver con medidas tanto superficiales, y machistas, como la de cambiar la forma de vestir. El mal es estructural, y proviene de la visión androcéntrica del mundo.
La ciudad aún hoy se planifica y se decide según cómo se reparte el excedente, y en este contexto, cabe preguntarse, ¿las mujeres como acceden a este excedente? ¿En qué posición quedan en el reparto? Sobre esta cuestión reflexionaba al inicio de la jornada Ciudades y mujeres: las políticas de ciudad desde una perspectiva de género, organizada por CUIMP, María Ángeles Durán, autora del libro La ciudad compartida: Conocimiento, afecto y uso. En la ciudad planificada desde el capitalismo, el mercado da a quien aporta. En este sentido, ¿cómo acoge una ciudad a los que necesitan de cuidado, principalmente personas mayores e infancia? Y como reparte por quien se hace cuidado de estas personas, a día de hoy tarea repercutida principalmente en las mujeres? El urbanismo de la ciudad cuidadora debe ser planificado y diseñado desde la integración, la superación de roles y de asignaciones de tareas ligadas al género, ¿pero estamos dispuestos a pagar el coste? El debate está servido.
Las nuevas agendas Internacionales -que determinarán los debates, objetivos y tendencias futuras de los estados que las firmen y las incorporen- incluyen ya referencias específicas a la necesidad de trabajar y garantizar la igualdad de género desde la aplicación de diferentes políticas. Por ejemplo, uno de los objetivos que configuran la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, concretamente el ODS 5, trata de conseguir la igualdad de género, a través del empoderamiento de las mujeres adultas y jóvenes. Por otra parte, la Nueva Agenda Urbana, aprobada en la Cumbre de Habitat III, incorpora 37 menciones al género y las mujeres, pero sólo 3 de estas son realmente transformadoras, según afirmó Inés Sánchez de Madariaga en la jornada 'Ciudades y mujeres '.
Algunos ejemplos vinculados a la planificación que han comenzado a incorporar políticas y visión de género, que se mencionaron, fueron la Ley de barrios de Cataluña, las Directrices de Ordenación del Territorio del País Vasco, y la ciudad de Viena, en la sesión de “Gender in the city”, que apareció como caso positivo por ser una ciudad que empieza a planificar y diseñar con perspectiva de género en la medida en la que, para decidir políticas de movilidad, se tienen en cuenta los resultados de las encuestas diferenciadas por género.
Precisamente, la movilidad aparece como uno de los indicadores de las diferencias entre hombres y mujeres, y su forma de vivir y habitar las ciudades. En las encuestas, los patrones de movilidad entre hombres y mujeres son muy diferentes, lo que implica una provisión de bienes públicos diferente. Rescatando el ejemplo anterior de la ciudad de Viena, con los resultados de la encuesta de movilidad se dieron cuenta que las mujeres usaban mucho más el transporte público y los trayectos a pie por la ciudad y sus rutas eran mucho más variadas que las de los hombres. Reconociendo esto, los urbanistas redactaron un plan para mejorar la movilidad de los peatones y el acceso al transporte público. Estos patrones de movilidad se repiten en el Área Metropolitana de Barcelona, tal y como expuso Carmen Miralles, en 'Ciudades y mujeres'. Ella afirmaba que cuando hablamos de movilidad hablamos de vida cotidiana, y de oportunidades. Garantizar la accesibilidad, tanto individual como colectiva, es garantizar el ejercicio del derecho a la ciudad. Hay que tener en cuenta en estas dinámicas, los efectos de la crisis económica visibles en las encuestas de movilidad, entre ellas el aumento de la movilidad por obligaciones de los mayores de 65 años, que responde a la necesidad de las familias a internalizar justamente las actividades de cuidado, por ejemplo de los niños por parte de los abuelos, buena parte de ellas soportadas por las mujeres.
A otra escala, durante la sesión de OuiShare, se comentaban otros datos que ponen en evidencia que las ciudades no están hechas para o con las mujeres. Por ejemplo, sólo el 12% de las calles de París llevaban el nombre de una mujer, pero la mayoría como mujeres o hijas de alguna eminencia masculina. Como curiosidad, haciendo submarinismo por la red, se encuentra esta aplicación que contrapone en el mapa los nombres de las calles que honran a hombres y los que honran a mujeres en siete ciudades diferentes.
Y es que el espacio público hasta ahora ha sido diseñado obviando en gran parte la perspectiva de género. Así lo mencionó Adriana Ciocoletto, miembro del Colectivo Punto 6 a la jornada de 'Ciudades y mujeres'. Aparte de las cuestiones de seguridad, percepción de seguridad, y autonomía, temas muy relevantes y los que hay que prestar especial atención, Ciocoletto, comentó el sesgo hacia la esfera del trabajo de nuestras realidades hoy, quedando desplazadas las esferas relacionales y de tiempo propio. Este hecho tiene implicaciones en el diseño del espacio público y de las ciudades. El espacio del cuidado, queda reducido al espacio doméstico, y el espacio público pasa a tener funciones de ocio cuando 'no tenemos nada más que hacer'. No obstante, en un equilibrio entre las esferas de trabajo, relación, comunidad y espacio propio, el espacio público pasa a ser un lugar clave, donde el cuidado de las personas, hacer vida comunitaria, crear redes de apoyo, pasar ratos de calidad . El diseño y la función de estos espacios, por lo tanto, también es necesario que se piensen bajo los principios de esta ciudad cuidadora.
Los equipamientos, son otra de las piezas clave de la ciudad, que hay que plantear desde la perspectiva de género, garantizando una accesibilidad universal y buenas conexiones con los modos de transporte más utilizados, justamente por quien más los frecuentará, y que como decíamos antes no suelen ser vehículos privados. Introducir diversidad y, flexibilidad, los espacios públicos, los equipamientos, a las viviendas, etc., para ser adaptables a nuevas realidades, nuevas familias, el envejecimiento de la población (principalmente con más proporción de mujeres mayores), nuevas situaciones que pongan la cuidado y el espacio de relación por delante.
En este sentido, otra de las reivindicaciones tradicionales es la de los aseos públicos. Las mujeres tienen una mayor necesidad de aseos públicos pero comparativamente no disponen de más. Parafraseando la doctora Clara Greed, en la sesión del OuiShare, para conocer el rol de la mujer en la sociedad sólo hay que mirar las colas de los aseos públicos. Por su parte, Adriana Ciocoletto, situaba los aseos públicos como uno de los símbolos de la apropiación y uso del espacio público. Muy evidente es el caso de los equipamientos para cambiar a los bebés sólo se pueden encontrar en los lavabos de mujeres. A este respecto, y como anécdota divertida, se comentó que el actor Ashton Kutcher inició una campaña en 2015 para incentivar a los diferentes establecimientos que incorporaran los cambiadores de pañales en los aseos masculinos.
Ciocoletto apuntó, como herramienta que empiezan a aplicar desde su colectivo y que hay que poner mucho más de relieve, las auditorías urbanas de género, herramientas de diagnóstico urbano que permiten hacer un análisis integral social, físico y funcional de los condicionantes de la vida cotidiana, y que además se desarrollan con herramientas y métodos participativos de los que se obtiene mucha información sobre el día a día de las mujeres.
Al turno de preguntas de la sesión 'Gender in the city' surgió una pregunta que gozó de unanimidad en la respuesta. La pregunta en cuestión hacía referencia a cómo educar a las niñas y los niños pequeños con perspectiva de género. La respuesta de todas las ponentes fue en la misma dirección, y que tiene que ver con lo que comentábamos antes de la desigual distribución de los nombres de las calles: se explicarán todas las desigualdades, que por definición son injusticias, para concienciar como ha costado conseguir según qué derechos y de lo que aún queda por hacer, por parte de todos y todas.
Hay muchas cuestiones que no se han comentado pero que evidentemente se merecen espacios de reflexión. Cuestiones como la injusticia de tener que bajar la mirada o de la carga mental y el estigma social que suponen las preguntas que las mujeres deben tomar por descontadas por el simple hecho de ser mujeres (es adecuado el que llevo? Puedo coger el metro vistiendo así? etc.).
Se tiene que construir capacidad institucional para poder llevar a cabo cambios efectivos en las políticas hacia la igualdad de género. A pesar de reconocer su importancia no sólo nos podemos limitar a tratar los temas de seguridad, o la violencia de género; en paralelo también hay que caminar hacia lograr una planificación con perspectiva de género. Ampliar los procesos participativos para escuchar las necesidades de las mujeres y de la ciudad cuidadora, desde la escala mayor en la escala pequeña, a la vida cotidiana. En definitiva, como mencionaba también Inés Sánchez de Madariaga, hay que llevar a cabo una acción positiva, transversal y transformadora.
Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.