Hacia una metrópoli no sexista (II)

'El género es un eje de desigualdad estructural, transversal y atravesado por desigualdades múltiples. Incorporar la perspectiva de género implica tomar consideración sistemáticamente de estas desigualdades con voluntad de identificar los factores que las generan, hacerlas visibles y diseñar y aplicar estrategias para reducirlas, y así avanzar hacia su erradicación.' (Iválua, 2021)

Imagen de recurso de mujeres paseando por una ciudad. Foto: Mariona Gil
Foto: Mariona Gil

 

La voluntad del PEMB de introducir la perspectiva de género en la planificación estratégica de ciudades (que no deja de ser un tipo de guía o meta-política pública) tiene el objetivo de hacer frente a las desigualdades e iniquidades de género que se identifican en los entornos urbanos para trabajar la transformación que las vaya erradicando. Y hacerlo especialmente en los ámbitos donde se presentan los retos urbanos más relevantes y urgentes, fruto de otros ejes de desigualdad con los que interseccionan, como son la erradicación de la pobreza, el acceso a la vivienda asequible, la reconstrucción de vínculos comunitarios, la movilidad sostenible y los sistemas equitativos de transporte público, la seguridad en la convivencia social o la participación y compromiso ciudadano, entre otros.

Cada uno de estos ámbitos materiales está incluido en alguna de las 8 misiones del Compromiso Metropolitano 2030 y las medidas de actuación que propone. Siguiendo este enfoque de misiones, el trabajo del PEMB consiste en 'impulsar' las medidas de actuación entre los actores diversos de la región metropolitana. La finalidad del impulso es generar prototipos, proyectos, programas o políticas que contribuyan a los objetivos marcados por las 8 misiones con horizonte 2030 y hacerlo de forma colaborativa entre las organizaciones diversas implicadas.

Desde el PEMB somos muy conscientes de que en cada uno de estos ámbitos materiales se pueden diseñar actuaciones que (re)produzcan situaciones de desigualdad o iniquidad de género, muy variadas y que hay que identificar específicamente en cada proyecto a impulsar y diseñar. No obstante, hay determinadas dimensiones, las 'sospechosas habituales', que hay que revisar de forma sistemática en todos los ámbitos materiales de la planificación estratégica, porque es donde siempre se acostumbra a arrastrar la desigualdad.

En este sentido, en el PEMB hemos adoptado un esquema de ejes de análisis que cubren estas dimensiones habituales de desigualdad de género, esquema que se ha generado a partir de la guía de evaluación específica de Iválua (Iválua, 2021). La idea es que funcionen como principios operativos y que cualquier actuación que se impulse en el marco de las misiones y medidas del Compromiso Metropolitano 2030 los tenga en cuenta en su diseño (o en una evaluación ex-ante). Se trata de 9 ejes, 5 de 'temáticos' y 4 'procedimentales'. Los primeros se refieren a las dimensiones en las que se pueden reproducir las desigualdades de género y que hay que tener en cuenta a la hora de diseñar y/o implementar una actuación o programa, mientras que los segundos se refieren a las cuestiones a tener en cuenta en el trabajo que lleva a cabo un equipo,  el del PEMB, que pueden incidir en el diseño de la política o la interpretación del problema a abordar. Así, los cinco temáticos son:

Ejes temáticos:

Proceso de conformación y diseño, lenguaje y visibilización de la actuación:

La invisibilización de las experiencias urbanas de las mujeres y de todo lo relacionado con el rol y las tareas que ejercían tradicionalmente (y aún ejercen de forma mayoritaria) ha sido consecuencia en buena parte de la falta de acceso de mujeres a los espacios de decisión de las políticas urbanas. Así pues, resulta necesario:

  • Promover o mantener la paridad de género en el grupo técnico de trabajo que diseñe la actuación;
  • Garantizar una presencia inclusiva y equitativa en términos de género (y de otros ejes de desigualdades) entre las fuentes de investigación y de escucha de casos que se empleen para el diagnóstico en sentido amplio;
  • Revisar la afectación que pueda tener la teoría del cambio propuesta en la actuación en términos de equidad de género y teniendo en cuenta el predominio de los roles de género y la división sexual del trabajo. Con preferencia para que contribuya a una mayor equidad, en ningún caso podrá enfatizar o reproducir las desigualdades de género;
  • Poner atención al lenguaje inclusivo y no sexista, tanto del proyecto de la actuación como de los documentos y materiales gráficos, de señalética, etc., que se deriven;
  • Pasar por una revisión independiente con perspectiva de género y especialización en el ámbito material de la actuación.

 

Acceso a bienes y servicios que propone:

La dimensión estructural de la desigualdad entre géneros y su plasmación en las realidades conocidas de la brecha salarial, los roles de género en los cuidados, el sesgo en la participación ciudadana, el techo de cristal, etc., denota que persisten grandes diferencias en el acceso, control y disfrute de recursos en general, también a la metrópoli. Así pues, en el diseño de todas las prestaciones, bienes y servicios que proponga cualquier actuación surgida del marco del Compromiso Metropolitano 2030 habrá que analizar la accesibilidad real que se esté facilitando, con especial atención a las mujeres destinatarias de la actuación. Asimismo, partiendo de los datos que avalan una 'feminización de la pobreza', en todas las políticas sociales (y medidas de carácter social en otros ámbitos de política) habrá que tener en cuenta este perfil mayoritariamente femenino en la medida en que sea necesario.

Cómo se interrelaciona con las actividades de cuidados y los usos del tiempo aún desiguales:

A pesar de la evolución y diversidad en los roles sociales de género, la ciudad todavía está construida en gran medida bajo parámetros de división de la esfera privada residencial (e históricamente femenina), de la esfera pública, laboral y urbanísticamente más exalzada (e históricamente masculina). Este rasgo urbanístico, la zonificación de usos aún muy persistente en la ciudad, conlleva una mayor distancia para ir de casa al trabajo que resta tiempo a la ciudadanía en sus trayectorias cotidianas. En este sentido, enfoques urbanísticos que introducen el tiempo y la movilidad social como un factor de planeamiento, contribuyen a una mejor conciliación entre actividades productivas y reproductivas, como es el caso del planteamiento de la Ciudad de los 15 minutos (Moreno, 2023), que el PEMB incorpora entre los vectores de actuación de su Compromiso Metropolitano 2030, por considerar que contribuye a hacer evolucionar las ciudades para que se pueda disfrutar de vidas más sostenibles y de mayor. bienestar personal y social. En este sentido, cualquier actuación que se impulse en el marco del Compromís deberá ser compatible con esta idea de ciudad.

Cómo se interrelaciona con la seguridad, su percepción y las violencias machistas que aún se producen;

La violencia machista es, sin duda, una de las expresiones más graves de la desigualdad de género que existe en las sociedades actuales. Y los datos muestran de forma continuada que unos 2/3 de las mujeres la han sufrido en alguna ocasión y en alguna de sus formas. A escala de ciudad, la violencia machista está muy presente en las trayectorias cotidianas y las interacciones sociales de las mujeres. En la medida en que una mujer se encuentra insegura o desprotegida en el espacio público, su derecho a la ciudad se ve mermado, en la medida en que no se puede desplazar o disfrutar de su entorno de la misma forma (Muxí, 2015). En este sentido, desde el PEMB trabajaremos para que en cualquier actuación que se impulse en el marco del Compromiso Metropolitano 2030 se integre en la agenda del proyecto la revisión tanto de la sensación como de la exposición a la inseguridad por parte de las mujeres, para que ésta no se convierta en una barrera en el uso de la ciudad.

Cómo contribuye a una participación ciudadana inclusiva y equitativa y al reconocimiento y empoderamiento social de las mujeres.

Muy asociado con los roles persistentes de género y el poco tiempo disponible para las personas, mayoritariamente mujeres, que llevan a cabo las tareas de cuidados, se produce el conocido sesgo en la participación ciudadana. En este sentido, cualquier actuación y proceso impulsado desde el PEMB procurará que los horarios, espacios y formas de participación favorezcan la conciliación familiar-laboral-comunitaria y sean respetuosos con el tiempo, con la finalidad de velar proactivamente para que sean inclusivos de toda la diversidad poblacional y equitativos en términos de género.

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Foto: Lucas Amillano

Por otro lado, en favor de la transversalización de la perspectiva de género en el PEMB, es necesario disponer también de ejes de análisis e instrumentos que velen por esta equidad tanto en el funcionamiento de la asociación como de su oficina de coordinación (y de acuerdo con lo que establezca el futuro Plan de Igualdad, en elaboración). En este sentido, ya hace años que se está trabajando en los siguientes ejes:

Ejes procedimentales:

Promoción y uso del lenguaje no sexista e inclusivo:

El lenguaje tiene un rol determinante en la socialización de las personas y en la reproducción de normas y usos sociales. Por lo tanto, la promoción de una comunicación no sexista es fundamental para promover la equidad de género, tanto en la comunicación interna como en la externa. En este sentido, el PEMB ya dispone de un manual interno de comunicación inclusiva que también trata la perspectiva de género y lo utiliza plenamente.

Estructuras de representación y participación laboral y de la asociación:

La equidad de género a nivel procedimental sugiere o requiere de esta misma equidad a nivel orgánico, con órganos decisorios y de representación laboral de composición paritaria y facilitando las condiciones para que todos los miembros puedan participar en igualdad de oportunidades (reuniones en horario laboral común, horas liberadas, derecho a la desconexión digital, etc.). En este sentido, tanto el Comité de dirección como la Comisión de Igualdad de la oficina de coordinación del PEMB respeta esta paridad. Y en relación a los órganos de la asociación, su composición depende de los representantes de las diversas instituciones que forman parte de ella, un factor que no se puede controlar desde la oficina de coordinación. Pero se incentiva que, en la medida de lo posible, den prioridad a personas de género femenino o no binario cuando se presenten delegaciones de la representación.

Capacitación y protocolos de actuación:

La capacitación y formación en género en las organizaciones, de forma extendida en todos los departamentos, es esencial para garantizar una transversalización de la perspectiva de género en toda la actuación de la organización y de forma integrada. Así como disponer de protocolos ante situaciones en las que se vulnere la equidad de género, como los que plantean los planes de igualdad establecidos en la Ley Orgánica 3/2007 y regulados en el Real Decreto 901/2020. En este sentido, el PEMB está elaborando su plan de igualdad de forma voluntaria, y ha ofrecido formación a su personal en perspectiva y transversalización de género en las organizaciones.

Visibilización en los estudios encargados:

Ya va siendo bien conocida la brecha de género que hay en la investigación, en todos los ámbitos, y a menudo ya se corrige estudiando causas y consecuencias por separado en hombres y mujeres. No obstante, el reconocimiento de esta brecha y la correspondiente inversión económica que requiere aún debe persistir. En este sentido, en todos los datos que se generen, fruto de los estudios encargados por el PEMB, se solicitará el desglosado de indicadores por género, además de edad, nivel de estudios y nivel socioeconómico. Así como, en todos los estudios se incluirá la perspectiva de género entre los objetivos de la investigación para contribuir a mejorarse su calidad.

Todo este caudal de análisis de las diferencias de género que nos proponemos llevar a cabo tiene como objetivo mejorar el grado de inclusión tanto del funcionamiento mismo del PEMB como de su actuación y trabajos, y dotarlos de mayor y mejor calidad política. Siempre buscando, como finalidad última, avanzar hacia una metrópoli y unas ciudades con un diseño y un funcionamiento más equitativo en términos de género.

 

BIBLIOGRAFÍA

Azara Escrivà, Sira; y Gil Vila, Maria Vicenta (2017). Siete para introducir la perspectiva de género en el proceso urbano. Generalitat Valenciana (consultado el 22/11/2023, aquí)

Ivalía-Instituto Catalán de Evaluación de Políticas Públicas (2021). GP-18 La perspectiva de género en la evaluación de políticas públicas. Colección Ivalía: Guías prácticas sobre evaluación (consultado el 16/10/2023, aquí).

Moreno, Carlos (2023). La revolución de la proximidad. De la “ciudad mundo” a la “ciudad de los quince minutos”. Alianza editorial.

PEMB-Asociación Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (2022). Compromiso Metropolitano 2030 (consultado el 16/10/2023, aquí).

Rodó-Zárate, Maria, i Jorba, Marta (2020). 'Metáforas de la interseccionalidad: Replantear el debate con una nueva propuesta', Revista Europea de Estudios de la Mujer, vol. 29, número 1 (consultar el 22/11/2023, aquí).

Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.

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