El verdadero mapa de los mercados de trabajo en Cataluña

Metrópoli Próspera

El papel presenta una metodología alternativa a lo habitual para delimitar los diferentes mercados de trabajo existentes en el territorio catalán, introduciendo la autosuficiencia de los mercados de trabajo (proporción de puestos de trabajo de un territorio ocupados por residentes de ese territorio) como métrica adicional a la autocontención (proporción de residentes en el territorio que trabajan en el mismo territorio). Basándose en las observaciones de posicionamiento de teléfonos móviles y utilizando la comarca como unidad de observación, el autor deriva una agrupación de comarcas relacionadas entre sí por su mercado de trabajo ligeramente distinto a las agrupaciones administrativas. Al mismo tiempo, el autor desaconseja utilizar a los municipios como unidad de observación para analizar estos fenómenos. A partir de este ejercicio, se plantea si generar nuevas unidades territoriales basadas en datos reales permitirían formular, planificar, ejecutar y evaluar de forma más cuidadosa las políticas públicas de proximidad.

Los mercados de trabajo en Cataluña
Digresiones metodológicas

Dios me guardara de volver a discutir metodologías que afortunadamente están asentadas científicamente y aceptadas públicamente sobre la realidad territorial. En particular las que llamo de tradición italiana de los sistemas productivos locales (Becattini, Sforzi, con Boix y Galleto en nuestro país)[1] o las más recientes sobre las Áreas Urbanas, promovidas por la OCDE y la UE y ahora ya ampliamente utilizadas en el nuestro país tanto por el INE como por el MITMA[2]. Si vemos el resultado de aplicarlas -muy parecida en ambos casos- encontramos que en Cataluña la cosa se acaba componiendo más o menos como sigue: ámbitos construidos por la centralidad y gravitación de las cuatro capitales provinciales catalanas, naturalmente con pesos muy diferentes (el Área Urbana Funcional de Barcelona definida por el INE tiene más de 5 millones de habitantes, más de dos tercios del país).

La utilidad práctica de esta ordenación/clasificación es, en mi opinión, más que discutible tanto por la ordenación territorial como por la definición de escalas eficientes en la formulación de políticas. En primer lugar porque genera unos suelos de nadie donde parece que no pasen cosas ni tengan que ver unos con otros. En segundo lugar, porque podemos esconder realidades fuertes en su interior. El núcleo de estas metodologías es la escala municipal y el umbral de referencia suele ser el 50% de commuting o el 15% de atractividad.

Con este propósito quiero contrastar si cambiando la escala básica y los umbrales de referencia encontramos otros resultados que nos den algunas pistas más útiles para la formulación de propuestas. En concreto, probaremos la autocontención y la autosuficiencia[3] en el mercado de trabajo en el umbral del 75% en la escala comarcal. Esto merece alguna explicación.

Pensamos en el mercado de trabajo. Tiene la siguiente particularidad: si usted es un gurú mediático su ámbito de mercado de trabajo es todo el mundo; si es un directivo especializado quizá el ámbito sea Europa o toda España, y se pasará el día en aviones y el AVE, si es un técnico profesional o de apoyo, los ingresos le permitirán gastar tiempo y dinero al trasladarse a la trabajo, pero tampoco hasta extremos exagerados, y siempre terminará tendiendo a acercarse vía cambio de domicilio o trabajo; si usted es un trabajador cualificado de la industria, y más si es un camarero, un trabajador social o un dependiente de comercio, su ámbito de mercado de trabajo está determinado por la restricción presupuestaria (tiempo+dinero)[4]. · O por el coste que quiera tener en tu salud física y mental.

Gravitaciones del 15% o umbral de contención del 50% tienden a olvidar esto, al menos a generar ámbito que no son del todo reales para una parte muy relevante de la población. Un 75% de umbral simultáneo es muy duro, es lo que diríamos una condición fuerte, pero creo que vale la pena hacer el experimento.

Por lo que se refiere a partir de la unidad comarcal como núcleo, e insisto sin demérito de las metodologías de unidad municipal, teniendo en cuenta el extraordinario aumento de la movilidad urbana y residencial ha parecido un ámbito pertinente para empezar. Las particularidades locales pueden introducirse después, como de hecho hago en el apartado 2 dedicados a las principales ciudades de Cataluña.

El origen de datos que utilizaremos es también una novedad. Se trata de datos de movilidad provenientes de telefonía móvil, facilitados por la ATM y que cubren todo el territorio de Cataluña[5]. Hemos utilizado las del día 19 de febrero de 2020, antes de la pandemia, correspondientes a más de 3 millones de desplazamiento por motivos de trabajo. Considero que, a pesar de algunos problemas concretos que se hacen evidentes[6], al ser datos digamos poblacionales ofrecen tanta o más precisión que las que provienen de encuestas, como las de localización del empleo o las de movilidad[7].

Aproximación a los mercados de trabajo realmente existentes en Cataluña

En Cataluña 12 de las 42 comarcas cumplen el 'requisito' de presentar niveles de autocontención y autosuficiencia simultáneos superiores al 75%. Fueron pues escalas en las que la intervención en la población potencialmente activa y el tejido económico se fundamenta en un objeto alcanzable y puede alcanzar eventualmente efectos. En la siguiente tabla se presentan los resultados de autocontención y autosuficiencia en las comarcas catalanas y, además, información de cuál es la comarca siguiente en aportación a la autocontención o la autosuficiencia.

¿Qué podemos/debemos hacer con el resto? La técnica habitual consiste en agregarlas a las unidades colindantes que más aportan a incrementar la autocontención y la autosuficiencia, hasta alcanzar los umbrales requeridos. Esto se logra en todos los casos salvo la agregación entre La Segarra, Urgell y Solsonès, que sólo alcanzaría el 65% de autocontención y el 69% de autosuficiencia.

Entonces en varios casos se produce una dinámica de agregación en cadena para llegar a los umbral requeridos. Siguiendo con el caso anterior como ejemplo, vía La Noguera y el Pla d'Urgell estas comarcas permanecen agregadas a las que tienen como núcleo el Segrià. Dinámicas similares pasan con la Anoia o la Terra Alta, que se vinculan estrechamente con comarcas que por sí solas no alcanzan el umbral simultáneo del 75% y se ven finalmente inscritas en un ámbito superior de mucho alcance.

Sea como fuere (quiero decir, uno es libre de introducir criterios de agregación diferentes a éste y seguramente llegará a conclusiones ligeramente diferentes), al fin y al cabo Cataluña nos queda así organizada en 13 ámbitos territoriales autosostenidos desde el punto de vista del mercado de trabajo, dando el siguiente mapa como resultado.

Las nuevas tasas de autocontención y autosuficiencia de las agrupaciones supracomarcales resultantes[8] son las siguientes (añadiendo las comarcas que por sí solas llegan):

Está claro que habría muchas cosas que discutir o matizar. Por ejemplo, el Maresme está justo en la frontera de la autocontención, y con más de 125.000 empleos actuaría por sí solo como un mercado de trabajo suficientemente autosostenido. O el Moianès, cuya autocontención nos lleva al ámbito del Alt Ter mientras la autosuficiencia nos lo deja en el ámbito central. Por lo general, dudas en aquellos casos donde no ambos parámetros son insuficientes o tienen direcciones no coincidentes.

Entiendas bien, el mapa anterior no es ninguna propuesta de nada en concreto, sencillamente es una invitación a leer el territorio en toda su complejidad, y aproximarse a escalas que pueden ser eficientes, al menos eficientes que otras que damos por buenas porque son administrativamente aceptadas.

Lo que seguro no son ámbitos eficientes son las grandes ciudades

De los 23 municipios con más de 50.000 habitantes de Cataluña, que a menudo están llamados a convertirse en espacios relevantes de intervención [9] , sólo uno, la ciudad de Lleida, cumple con los umbrales conjuntos del 75% de autocontención y autosuficiencia. La media de autocontención es el 51,5% y la de autosuficiencia del 51,3%, porque 11 de ellos tienen tasas inferiores al 50%, esto es, más de la mitad de ocupados residentes lo hacen fuera del municipio y más de la mitad de los puestos de trabajo del municipio lo son por vecinos de otros municipios. Barcelona presenta una autosuficiencia que supera el umbral y Terrassa una autocontención que se le acerca.

En cualquier caso, las autoridades locales de estos municipios corren el riesgo de creer que pueden hacer o hacen lo que es, literalmente, casi imposible de hacer: ni conocen del todo ni intervienen en las oportunidades de empleo más allá de su término ( que son primordiales por el bienestar de sus vecinos, que en buena parte trabajan), ni necesariamente revertirá en el bienestar de sus vecinos la buena marcha de las empresas locales (porque buena parte de los puestos de trabajo se ocupan y ocuparán por vecinos de otros municipios). La cooperación territorial en el ámbito del mercado de trabajo (empleo, formación profesional, políticas de personal y retribuciones, etc.) no es una opción, sencillamente es la única vía para procurar un mínimo de eficacia en las intervenciones públicas. Aunque sea en los ámbitos supralocales más pequeños de municipios vecinos, es un clamor y una necesidad perentoria.

Epílogo

Por muchos motivos no me gustan las divisiones administrativas existentes, en particular cuando se quieren utilizar como fundamento de fronteras absurdas, viendo la cantidad de problemas que tenemos por delante. Considero que todo el mundo (sí, todo el mundo), quiero decir, un barrio, un municipio, un grupo de municipios, una comarca, un conjunto de comarcas, y todas las geometrías que se nos puedan acudir, todo el mundo tiene derecho a trabajar para su mejor futuro y construir las estrategias y planes que le permitan alcanzarlo. Con independencia del nivel actual de dificultad o bienestar, que nunca es eterno ni garantizado.

De ahí a sacar como consecuencia que da igual una configuración u otra de los poderes públicos y la organización territorial de un país va un abismo. La situación actual en Cataluña no sólo es francamente mejorable, es que empieza a ser un estorbo para la articulación de las ideas y energías que necesitamos y la factibilidad de ponerlas en práctica.

La pregunta es bastante sencilla. Si en un ámbito territorial determinado viven y trabajan más de tres cuartas partes de sus gentes, no es ésta la escala en la que -en el marco de las directrices y las restricciones generales de país que se considera- tiene todo el sentido formular, planificar, ejecutar y evaluar el grosor de las políticas públicas de proximidad (vivienda, educación, ocupación, movilidad…)?

Quizás no, o se ve que no. Es mejor la Cataluña en 2D que se olvida de montañas, valles y vías de comunicación, o la concéntrica (en nuestro país no le llamamos radial porque nos angustia parecernos al estado) que ve todo el país como una mancha de aceite que tiene el manantial central donde lo tiene.

Naturalmente, los mercados de trabajo no son el único elemento a considerar en la organización y gobernanza del territorio. Quizás ni siquiera el principal, vete a saber. Pau Vila definió las comarcas por la distancia a los mercados principales, en un momento en que casi todo el mundo vivía y trabajaba en el mismo sitio. Hoy quizás tienen sentidos conceptos como el de biorregión que tanto ama a Manel Cunill[10] o hay que hacernos adecuada una concepción matricial fractal, como la de Manel Larrossa[11]. El mismo mapa de veguerías vigente tampoco está tan lejos del resultante de este ejercicio, en honor a Oriol Nel·lo y otros padres de la planificación territorial. Sin embargo residir y trabajar seguirán siendo durante décadas el principal factor de arraigo y aprecio del territorio. Y el poder de las divisiones administrativas preexistentes no puede ser un freno.

Para saber más, puedes encontrar otros documentos relacionados con la metrópoli próspera aquí, donde también podrás consultar el paper original entero de este artículo.

Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.

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