El AMB tiene una situación propicia, con condiciones climáticas moderadas que no requieren demasiado esfuerzo energético. Pero, como en todos los entornos metropolitanos, en el AMB también se externalizan los costos ambientales y energéticos de muchas actividades, con emisiones contaminantes del aire, del agua, del suelo etc. Estos costos ambientales -que no pagan ni los que los generan ni los que consumen sus productos - tienen una afectación directa y demasiado significativa en el entorno natural y su biodiversidad, así como en la misma calidad de vida metropolitana.

Como argumentan los autores del artículo, es necesario un cambio de paradigma social: pasar de los derechos fundamentales del individuo al bienestar global, desde una perspectiva sistémica y de responsabilidad hacia el entorno. Y con una gobernanza que de espacio y fomente esta “autoresponsabilidad”; que facilite el pleno cumplimiento de los planes y normativas ya elaborados; que promueva la progresiva transformación hacia un sistema urbano más sostenible, con tecnología smart city; y que, además de trabajar para la reducción de las “emisiones difusas” que provoca la movilidad motorizada, haga avanzar la sociedad hacia un modelo de organización social en el que se distribuya la intensidad de la movilidad generada de forma más homogénea a lo largo del día, afectando las formas de organización del trabajo y la actividad económica.

Autors:

• Marc Montlleó. Director técnico de Barcelona Regional.
• Itzel Sanromà. Tècnic de Barcelona Regional.

Nota. Las opiniones expresadas por el autor/es son a título personal y no necesariamente representan la visión del PEMB.