No existe un modelo de gobernanza único para hacer frente a los futuros retos de las metrópolis, es necesario construirlo mediante el debate, las alianzas y la participación de todos los actores del territorio

Cerca de sesenta personas asisten al curso sobre gobernanza metropolitana que el PEMB, Metropolis y el CUIMPB han coorganizado en el marco de la celebración del Día Mundial Metropolitano

  • 09-10-2019
  • Resumen de actividades
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Si queremos espacios metropolitanos compactos y multifuncionales, en los que todo el mundo pueda desarrollarse al 100% y nadie quede atrás, debemos replantearnos el modelo de gobernanza y entender mejor las agendas globales. Pero no existe un modelo único aplicable a todas partes, se tiene que construir. Hay marco legal competencial para avanzar en este sentido, pero son necesarias alianzas y diálogo con todas las administraciones, y es necesario, también, darle una vuelta a la idea actual de participación, ya que son necesarios el conocimiento y la implicación de todos los actores y agentes del territorio para diseñar, hoy, las políticas públicas que nos ayudaran a afrontar los retos de mañana. Estas son algunas de las conclusiones extraídas en el curso “El futuro de la gobernanza metropolitana: políticas, partenariados y coproducción”, organizado por el PEMB, Metropolis y el CUIMPB-Centre Ernest Lluch, alrededor de la celebración del Día Mundial Metropolitano, fecha que conmemora el aniversario de la Declaración sobre las Áreas Metropolitanas firmada en Montreal el 7 de octubre de 2015. La sala mirador del CCCB ha acogido cerca de sesenta personas los dos días que ha durado la formación, un primero dedicado a los ODS, la gobernanza y las políticas metropolitanas en el marco del Día Mundial Metropolitano, y un segundo dedicado a las políticas del futuro y a las nuevas tendencias a la hora de diseñarlas.  

Curso: 'El futuro de la gobernanza metropolitana: políticas, partenariados y coproducción'
Curso: 'El futuro de la gobernanza metropolitana: políticas, partenariados y coproducción'

Este año, la celebración del Día Mundial Metropolitano se ha focalizado en el despliegue de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y, en esta línea, la propuesta del curso era abordas -más allá del ODS 11: “Ciudades y Comunidades Sostenibles”- el ODS 17: “Alianzas para alcanzar los objetivos” ya que, tal y como ha recordado Oriol Estela Barnet, coordinador general del PEMB y codirector del curso, “el PEMB es un espacio de concertación, alianza y partenariado”. En esta dirección, Estela ha puesto sobre la mesa la apuesta de la asociación por una ampliación de la cuádruple (administraciones, sector privado, academia y ciudadanía) a la quíntuple hélice (añadiendo los medios de comunicación a la ecuación) porqué se necesita “mucha pedagogía y mucha información para hacer llegar lo que es y lo que significa la escala metropolitana”. Al fin y al cabo, ha dicho el coordinador general del PEMB, el rol que tiene el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona es, precisamente, “incorporar todas las visiones y actores y colocar el ámbito metropolitano en la agenda mediática para que se hable de él”.

Siguiendo el hilo, Octavi de la Varga, secretario general de Metropolis y codirector del curso, ha asegurado que para alcanzar los ODS “se tiene que encontrar una manera de trabajar diferente a la que ha existido hasta ahora y buscar nuevas alianzas y modelos de gobernanza que incorporen una visión más holística e interseccional de las políticas”, ha dicho. Las áreas metropolitanas son motores de crecimiento, de innovación, de oportunidad y de competitividad, pero, a la vez, son fuente de contradicción: es donde se genera más riqueza y donde hay más desigualdad y exclusión social; son motor económico, pero albergan las peores condiciones laborales; y son espacios con mucha calidad de vida en aspectos como sanidad, educación, ocio, cultura… Y muy deficientes en lo que se refiere a polución, consumo de recursos, contaminación o salud. Este panorama plantea mucha complejidad a la hora de definir políticas, por este motivo, según de la Varga, se debe plantear una gobernanza metropolitana basada en cinco elementos: necesidad de liderazgos y voluntades políticas más allá del partidismo, visión, marcos legales e institucionales, capacidades técnicas y financieras e implicación de la ciudadanía.

Precisamente de como gobernar las aglomeraciones urbanas ha hablado la doctora Mariona Tomàs, profesora e investigadora del Departamento de Ciencia Política de la UB, que ha definido diferentes modelos de gobernanza metropolitana de más a menos institucionalizados, des de los gobiernos metropolitanos hasta la cooperación voluntaria. Tomàs ha destacado, también, la dimensión metropolitana de los ODS ya que, según ha dicho, todos ellos pueden analizarse a esta escala. “Las áreas metropolitanas están siendo pioneras a la hora de aplicar los ODS y para eso la gobernanza metropolitana es clave, ya que define hasta donde puede llegar la implementación”, ha explicado la experta. “Los retos son a una escala metropolitana que no tiene reconocimiento político y las herramientas son insuficientes para poderlos abordar”, ha resumido Tomàs, que por este motivo ha defendido que “cualquier consejo de coordinación creado para abordar los ODS debe incluir todos los niveles de gobierno, incluidos el local y el metropolitano, socios clave en la definición de la agenda urbana”, ha concluido.

Bajo el título “políticas metropolitanas: ¿Qué rol pueden desarrollar los actores económicos y sociales?” se ha llevado a cabo una mesa redonda con representantes de cuatro visiones diferentes: administración, empresa y ámbito privado, sindicatos y universidad. Xavier Tiana, jefe de relaciones internacionales del AMB, ha expuesto que “el AMB no es un debate cerrado y hay cosas que se deben plantear como el sistema de elección, el liderazgo, las competencias, la fiscalidad o la participación”. Tiana ha querido destacar, también, algunos de los pasos que el AMB como institución está haciendo actualmente: primero, la apuesta por intentar incorporar más partidos políticos en su nuevo plan de gobierno; segundo, la voluntad de alineamiento con la Agenda 2030, los ODS y otras agendas globales; y tercero, la defensa activa del papel de las metrópolis a nivel europeo. En su turno, Cristian Bardají, director de estudios de infraestructuras de la Cámara de Comercio de Barcelona, ha puesto sobre la mesa las complicaciones que comporta el “solapamiento” de administraciones cuando no todas reman en la misma dirección y ha explicado cómo, desde la Cámara de Comercio, incorporan la visión metropolitana intentando colaborar con todos los niveles administrativos para que, en este contexto de superposición, todo avance cada vez “más redondo”.

Por su parte, Saida Elhiluch, secretaria de Socioeconomía y Alianzas Sociales de la Unión Intercomarcal Baix Llobregat-Alt Penedès-Anoia-Garraf de CCOO, ha querido introducir al debate la vertiente más social de las consecuencias de los cambios que están experimentando las grandes áreas urbanas. Elhiluch ha expuesto que, desde CCOO, “existe la voluntad de construir una metrópolis que tenga en cuenta los pueblos que la rodean, feminista y con igualdad real”. Por último, Montse Serret, directora de Barcelona Centre Universitari, ha planteado dos grandes temas a tener en cuenta en su sector, por una parte, “el área metropolitana de los cinco millones”, ya que, por ejemplo, “hay personas que tardan menos de Gerona a Barcelona que de según que barrio de Barcelona a Terrassa”. Y por otra, la posibilidad de crear sinergias entre los municipios y las organizaciones para hacer frente a retos del futuro como la emergencia habitacional o el envejecimiento de la población.

En el campo de las políticas del futuro, el curso ha contado con la oportunidad de conectar con Sophie Howe, comisionada para las futuras generaciones en Gales, que ha explicado por videoconferencia como hacer políticas en la actualidad pensando en el futuro. El rol del Comisionado para las Futuras Generaciones es independiente del gobierno y consiste en ayudar a las administraciones y a los y las que diseñan las políticas a pensar en el impacto a largo plazo que tienen sus decisiones. “Ningún organismo por si solo puede responder a los grandes retos que se tendrán que abordar en el futuro, por eso es estrictamente necesaria la colaboración entre todos los actores y agentes que conforman la metrópolis”, ha dicho Howe, “es responsabilidad de todos y todas jugar a la construcción de nuestro futuro”.

De participación también ha hablado Jordi Serra, del Centre for Postnormal Policy and Future Studies, que ha querido empezar su intervención con tres afirmaciones con afán polémico: “1. Los problemas del presente no tienen solución, 2. Hoy en día la participación política no funciona, y 3. La situación y el contexto actuales generan un marco que evoca al gobernante a mentir”. En este mundo “postnormal”, cada vez más complejo, hiperconectado, caótico y contradictorio, hasta el cambio ha mutado y los impactos no siguen una linealidad. “Los problemas del presente no tienen solución en el presente, se tenían que solucionar en el pasado”, ha dicho, por eso, Serra considera que “se debe incidir ahora en los retos del futuro y comenzar a entender hacia donde nos llevan los desarrollos que estamos experimentando, si nos acercan, o no, a nuestros futuros deseables”.

La última de las mesas del curso se ha centrado en las nuevas tendencias en las políticas públicas. Esther Pano, coordinadora del Observatorio de Gobierno Local de la Fundación Carles Pi i Sunyer y profesora de la UB, ha querido plantear algunas de sus preocupaciones: por una parte el papel de los territorios no urbanos que “quizás no tienen la oportunidad de pensar de la misma manera en el futuro debido a sus dificultades” y, por la otra, la obsolescencia de un sistema que “es un invento de señores con bombín, muy homogéneos entre ellos y que nada tiene que ver con la variedad que encontramos actualmente en nuestra sociedad y sistema político. Variedad que comporta demandas muy a menudo incoherentes entre ellas y fragmentadas”. El campo de la evaluación de políticas lo ha introducido Anna Segura, analista de Ivàlua y profesora de la UPF: “La evaluación nos proporciona información de hoy que nos ayuda a poder generar mejores políticas públicas mañana”, ha dicho Segura, que planteado los tres grandes problemas que se encuentran a la hora de hacer su trabajo: “1. La cultura de la evaluación que tenemos hoy en día sigue muy ligada a la rendición de cuentas; 2. La información existe, pero a menudo demasiado fragmentada; y 3. La distancia entre quien genera la evidencia y quien tiene que utilizarla”. “Necesitamos más gente en esta lucha o alianza por la evaluación, más y mejores datos y más accesibilidad tanto en formato como en espacio”, ha reclamado la analista.

Precisamente con la cultura de datos se ha mostrado crítica Ana Alcantud, directora de consultoría de Anteverti, que no comparte “el uso por el uso” de la tecnología si no hay definida primero una necesidad. Alcantud ha defendido una mejor gobernanza de datos: “Qué datos necesito para hacer mi trabajo, quién me los provee, cómo se almacenan, cómo se transforman, y quién es el usuario final”. La experta ha explicado que, en Anteverti, plantean una visión de futuro que debe ser consensuada con todos los actores del territorio y que en Latinoamérica, por ejemplo, la administración está más acostumbrada a ceder el control y el poder de decisión en un liderazgo compartido con las organizaciones, mucho más fuertes a la hora de ofrecer continuidad. Por último, Adrià Garcia, diseñador de transiciones en Holon e investigador de acción en DIMMONS, ha aportado la visión del diseño en la construcción de políticas públicas, que plantea una manera de trabajar más tangible y visual que facilita el acercamiento con la ciudadanía diana, a la vez que trabaja mucho el razonamiento deductivo: “primero se define una visión y luego se trabaja para acercarse a ella”.

La falta de reflexión en el diseño de políticas públicas ha sido uno de los temas principales surgidos durante el debate posterior, que también ha girado alrededor del papel de las grandes empresas tecnológicas, de la gestión de los datos (cuáles deberían estar a disposición, cuáles se pueden vender y comprar, qué uso debemos darles…) y de como capitalizar el conocimiento de los trabajadores y trabajadoras públicos que están a primera línea (sector médico, enseñanza, movilidad…) e implicar a todos los niveles de la administración pública porqué, como ha dicho Esther Pano: “Es necesario que se impregnen y se involucres ya que son el músculo de las instituciones”.

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