La productividad, condición necesaria (pero no suficiente) para una economía metropolitana próspera

Un estudio del Consejo Económico y Social de Barcelona y el Pacto Industrial da pie a iniciar dos líneas de trabajo para la Misión de Economía Innovadora y para la de Niveles de Renta suficientes del Compromiso Metropolitano 2030

En el transcurso de estas últimas semanas la productividad ha ganado importancia en el debate público.  Este interés se manifiesta, por ejemplo, en la  nota de opinión que ha difundido recientemente el Círculo de Economía, o el hecho de que las jornadas de este año de esta entidad giren en torno a este concepto. También el Consejo Económico y Social de Barcelona y el Pacto Industrial han dedicado un estudio, que se ha plasmado en el papel número 8 del Pacto Industrial, relativo a la productividad y la calidad del trabajo en la Región Metropolitana de Barcelona. Las conclusiones del estudio fueron presentadas el pasado día 21 de mayo en Sabadell, dentro de una jornada de trabajo.

Imagen del estudio elaborado por el Pacto Industrial y el CESB

La preocupación por esta medida se basa en dos hechos. El primero de ellos, como bien señala la nota de opinión del Círculo, es el hecho de que una mayor productividad se asocia con un menor número de horas trabajadas y con una reducción de la población en situación de pobreza. Asimismo, existe una estrecha relación entre el crecimiento de la productividad y los ingresos de la población.

El segundo es la constatación de que el mal rendimiento de esta variable en nuestra casa es uno de los factores explicativos del desacoplamiento entre el crecimiento de la economía en las últimas tres décadas, si lo midemos en términos de PIB, y el crecimiento en términos de producto per cápita. En otras palabras, el crecimiento de la economía catalana y española se ha debido exclusivamente al fuerte crecimiento del empleo y al crecimiento del capital utilizado, pero no en mejoras en cómo éste se utiliza (que sería el que captaría la productividad total de los factores), que en algunos casos incluso han tenido contribuciones de signo negativo.

Las razones para esta situación son diversas y han sido y son de amplio objeto de estudio, desde el mix de los sectores productivos (o las variaciones del mismo) hasta el tamaño de las empresas, pasando por el mayor o menor grado de competitividad de los diferentes sectores. Desgraciadamente, sin embargo, la unidad de análisis ha sido mayoritariamente estatal, lo que no permite captar en su conjunto la evolución de la economía de las grandes metrópolis.

En este sentido, el reciente estudio, promovido conjuntamente por el CESB y el Pacto Industrial y elaborado por los economistas Eduard Jiménez y Javier Gracia tiene un interés especial porque analiza de manera microeconómica la estructura empresarial de la región metropolitana de Barcelona, en un ejercicio inédito a fecha de hoy. El periodo de análisis considerado, que por motivos de datos debe limitarse al periodo 20215-2019, permite sin embargo ver la evolución de la economía en nuestra casa en un momento entre la salida de la crisis financiera y el impacto que supuso la pandemia de la Covid-19.

El estudio analiza en profundidad la evolución de cinco grupos de actividades productivas (industria agroalimentaria, industria químico-farmacéutica, industria del metal y metálica, comercio y turismo, y finalmente TIC y servicios avanzados). Esta última ha sido la que ha experimentado un mayor crecimiento en el periodo considerado, superior a la media catalana. Por el contrario, la industria agroalimentaria ha visto disminuir su Valor Añadido Bruto (VAB) en la región de Barcelona. Las actividades industriales químico-farmacéuticas y del metal y mecánicas, así como los servicios de comercio y turismo han tenido crecimientos modestos, inferiores a la media de la economía.

Analizando con más profundidad qué factores han contribuido a este crecimiento podemos ver que hay una gran disparidad. Por ejemplo, el gran crecimiento de las TIC y servicios avanzados, se explica en buena parte por el incremento del número de ocupados, pero también por el crecimiento de la productividad total de los factores. En el caso de la industria del metal y mecánica, con un crecimiento mucho más modesto, la productividad total de los factores es el principal factor contributivo al crecimiento, ligeramente por encima del trabajo.

Por otra parte, cabe destacar la fuerte contribución negativa de la productividad al crecimiento de la actividad en el caso de la industria agroalimentaria, que junto con la contribución negativa del capital y una anémica contribución positiva del empleo explican la caída del VAB en esta actividad.  La productividad también tiene una contribución negativa en el caso de la industria químico-farmacéutica y en el comercio y los servicios, aunque en este último caso es muy modesta.

Del estudio también salen algunos datos de interés:

  • El tamaño de las empresas importa a la hora de explicar las diferencias de productividad. Estas se manifiestan sobre todo entre las empresas medianas y grandes (50 y más trabajadores y trabajadoras) y las pequeñas y micropymes.
  • La existencia de una clara correlación entre la antigüedad de las empresas de la muestra y la productividad, contradiciendo la literatura, que justifica una relación de signo contrario basada en el dinamismo de los nuevos entrantes y la salida del mercado de las empresas más ineficientes.
  • La creciente especialización de la metrópoli de Barcelona en actividades de servicios avanzados, en especial de las TIC, cuyo VAB representaba el 82% del total de Cataluña en el año 2019, frente al 66% del conjunto de la economía.  Esta especialización es aún más intensa en el caso de empresas medianas (50 a 250 trabajadores) y especialmente de grandes empresas.

En resumen, el estudio pone de manifiesto algunas de las debilidades de la estructura productiva de la economía catalana que se reproducen en el caso de la economía de Barcelona. De todos los sectores analizados en este periodo temporal, únicamente la industria del metal y mecánica es el presenta un comportamiento claramente positivo en todos sus elementos: crece a buen ritmo, lo hace sobre la base de una PTF positiva y mejora la mayoría de variables sobre calidad del trabajo.

Por el contrario, el comercio y turismo muestran un crecimiento real muy importante, pero exclusivamente debido al aumento de factores productivos, y con dudas sobre la calidad del trabajo. Las TIC y los servicios avanzados no hay duda de que tienen un comportamiento diferencial claramente superior al resto de sectores estudiados, pero tampoco están exentos de riesgo con respecto al stock y la composición del inmovilizado y al nivel de calificación.

A partir de ahí se inician dos líneas de trabajo, que entroncan con dos de las misiones del Compromiso Metropolitano 2030.

  1. La primera, relacionada con la Misión de economía innovadora e inclusiva, es el análisis de qué factores pueden permitir que el crecimiento de la actividad de estos sectores que actualmente conforman el núcleo de la economía de la RMB sea un crecimiento más equilibrado en su composición, y en el que la productividad total de los factores sea un factor de contribución al crecimiento y no un factor limitador. La actividad innovadora y su transferencia a las empresas juegan un papel importante, así como la mejora de la calificación o la provisión de un entorno más indicado para la actividad empresarial (desde infraestructuras físicas al marco regulatorio).
  2. El segundo elemento, relacionado con la misión de niveles de renta suficientes, es cómo estas ganancias acaban transfiriéndose a la ciudadanía, directa o indirectamente, principalmente en forma de rentas del trabajo. Incrementar la productividad y acercarla a niveles de regiones de referencia es una condición necesaria, pero no suficiente, para poder disfrutar de unos niveles de renta que permitan una vida digna a la ciudadanía. En este sentido, el grado de concentración empresarial, los marcos de relaciones laborales, o la regulación del salario mínimo, entre otros, pueden ser factores que permitan que las ganancias de la productividad sean ampliamente compartidas.

 

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