'En Cataluña hay 400.000 usuarios de comedores escolares de primaria y en 10 años sólo hemos conseguido que 20.000 pasaran a un menú ecológico', Nani Moré, cocinera y miembro de la Asociación Comedores Ecológicos

El PEMB organiza un cine-foro sobre comedores escolares alrededor del documental 'El plato o la vida' en la Semana del Consumo Responsable y Seguro

  • 13-03-2019
  • Resumen de actividades
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¿Qué pasa con la alimentación? Es una necesidad vital y básica pero es invisible en los espacios públicos de debate o en las agendas políticas. Por ello, el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona en el marco de la Semana del Consumo Responsable y Seguro, ha organizado el cine-foro Comedores escolares: ¿llenar barrigas o alimentar personas? donde se ha proyectado el documental “El plato o la vida”. Este film, rodado hace 7 años, plantea la necesidad de una mirada transformadora a los comedores escolares, permite retomar y nutrir el debate, hoy todavía vigente, a través de la vivencia de una cocinera, Nani Moré, que dejó su trabajo en un geriátrico porque su conciencia no le permitía seguir ofreciendo alimentos de mala calidad a los usuarios del centro. Fue entonces cuando decidió dar el salto a las escuelas y educar en la buena alimentación de los niños con producto ecológico.

El Rincón de #Repensar. Comedores escolares: ¿Llenar barrigas o alimentar personas?
El Rincón de #Repensar. Comedores escolares: ¿Llenar barrigas o alimentar personas?

Cuando hablamos de alimentación supone hablar de todo el ciclo, del campo al plato: la producción, la recogida, la distribución, pero también tenemos que hablar de género, cultura, educación, salud, en definitiva, de temas más transversales que nos afectan a todos. Desde el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona, consideramos que la alimentación es un derecho y hay que defender las políticas públicas en este ámbito y que “tiene sentido plantear una mirada metropolitana al sistema alimentario, en particular, a algunos elementos como los comedores escolares, y ver la necesidad de un nuevo vínculo entre lo que es un consumo urbano y el campesinado”, según la moderadora del debate Marta Pons, técnica en políticas alimentarias del PEMB.

Desgraciadamente, la problemática presentada en el documental no ha quedado obsoleta, pero algo sí ha cambiado. Durante el debate se han hecho una radiografía revisando el pasado, analizando dónde estamos ahora y apuntando algunos de los retos de futuro de los comedores escolares que interpelan, al mismo tiempo, otras colectividades como las cárceles, hospitales o los comedores sociales, tanto públicos como privados.

Con más de una década de trabajo a las espaldas, Nani Moré, cocinera y miembro de la Asociación Comedores Ecológicos, ha demostrado que es posible ofrecer un servicio de comedor ecológico, con alimentos de proximidad, temporada y calidad. “En Cataluña hay 400.000 usuarios de comedores escolares de primaria y en 10 años sólo hemos conseguido que 20.000 pasaran a un menú ecológico. Queda mucho por hacer”, ha asegurado la protagonista del documental. Miquel Riera, agricultor de Horta Pla de Munt y proveedor de alimentos de los comedores donde trabaja Nani, se lamenta que con los años que llevan dedicados a impulsar comedores ecológicos, la cifra de beneficiados sea tan baja y pide protección y apoyo por parte de la administración en un sector clave como el suyo: “Los agricultores, el sector agrario, sólo representamos el 2% de la población activa. Debemos tener en cuenta que si no existe la base, que somos nosotros, esta historia (la alimentación) se ha acabado”. También se ha mostrado así de contundente Joan Maria Ribas, de la empresa Ecomenja, que gestiona el comedor de siete escuelas, ubicadas en las comarcas del Vallès Oriental, Vallès Occidental, Barcelonès y Maresme y da servicio a 2.000 personas. Además de pedir la implicación de las administraciones, Joan Maria Ribas también ha reivindicado la necesidad de las auditorías para evitar falsas etiquetas ecológicas en los menús: “Es un sector muy especulativo y hay que poner herramientas para incentivar la aparición del alimento ecológico en la cocina pero sería necesario que se favorecen las auditorías. Se han desarrollado estrategias para poner en algunos menús la etiqueta 'eco' porque hay algún ingrediente en el menú. Si aparece el nombre, las familias están tranquilas y ya les va bien. Pero no quiere decir que lo sea”.

Francesc Magrinyà, director de planificación estratégica del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), ha apuntado los retos a afrontar para poder avanzar hacia un cambio de modelo. El primero es que en el AMB hay 3.200.000 habitantes y la agricultura que tenemos actualmente da para alimentar sólo un 3% de la población. El segundo reto es que la demanda de producto ecológico a los comedores es muy baja y, por fomentarla, necesario que la administración acompañe y haga asesoramiento a las AMPAS/AFAS para que sean ellas las gestionen los comedores: “Si no hay una AMPA/AFA por medio, no hay posibilidad, porque el centro da prioridad al precio”, ha explicado.

 

NO AL DESPERDICIO

En el debate también se ha hablado sobre el desperdicio alimentario y es que, según la FAO, uno de cada tres alimentos se acaban perdiendo o desperdiciando. Como experta en esta materia ha participado la investigadora del Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA) y ganadora del premio IND+I Science con su proyecto para reducir y prevenir el desperdicio alimentario en comedores escolares del Área Metropolitana de Barcelona, Berta Vidal. Considera que el desperdicio es una falta de respeto hacia las personas que cocinan, también para las que no tienen comida, y es un reflejo de la pérdida de valores: “En este proyecto lo que estamos intentando hacer es llevar la ciencia a la realidad y la realidad a la ciencia, queremos desarrollar herramientas que se puedan llevar a las escuelas para que lo que más se tira es verdura y pescado. Este indicador puede servir para sensibilizar a las familias”. La Nani Moré ha añadido que hay mucho desperdicio porque el producto está muy menospreciado, que si el alimento tiene un valor y la cocina está profesionalizada, no se desperdicia: “Los alimentos de calidad reducen drásticamente el despilfarro”, ha sentenciado. 

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