El Rincón de #repensar alrededor del documental 'Just eat it' reflexiona sobre la necesidad de encontrar medidas colectivas para reducir el desperdicio en toda la cadena alimentaria
El cine Zumzeig acoge un debate donde se han expuesto diferentes puntos de vista y diferentes propuestas que deberían contribuir a reducir la comida que se descarta
- 14-06-2018
- Resumen de actividades
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Hay que cambiar leyes, normativas y hábitos de consumo pero sobre todo hay que tener una mirada global sobre todo el sistema alimentario para reducir y evitar el desperdicio en todos los eslabones de la cadena alimentaria. No se puede sólo focalizar en el consumo porque, aunque es muy importante, se trata generalmente de una respuesta individual, y para hacer frente a una problemática de estas características se necesitan instrumentos colectivos. Sobre estas cuestiones ha girado el debate del Rincón de #repensar que ha tenido lugar en el cine Zumzeig alrededor del documental 'Just eat it', que refleja como una pareja de EEUU puede vivir 6 meses todo con comida que supermercados descartan de sus estanterías o bien porque la fecha de caducidad es cercana o porque se considera que no cumplen sus estándares de calidad.
Durante el debate, que ha contado con cinco mujeres expertas en la temática, se han expuesto diferentes puntos de vista y diferentes propuestas que deberían contribuir a reducir el desperdicio. Gaby Susanna, de la Plataforma Aprovechamos los Alimentos ha puesto de manifiesto que ha llegado la hora de ser 'radicales' para avanzar hacia una manera responsable de consumir. 'Ha llegado el momento de cuestionarnos si realmente es necesario comprar un determinado producto o no', aseguró; al tiempo que ha puesto ejemplos de iniciativas como la nevera solidaria, un espacio que pone al alcance de todos un refrigerador para dejar excedentes alimentarios que pueden ser aprovechados por cualquier persona, o el Gran Almuerzo 2.0 con alimentos recuperados que tendrá lugar la próxima otoño.
Diana Reinoso, del Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario ha referido al despilfarro como problema 'sistémico' con diferentes caras de una misma problemática: desde la pérdida del valor de la comida, que se ha convertido en un producto Además de la sociedad de consumo, hasta la falta de perspectiva global indispensable para cambiar de modelo. Precisamente por ello, ha dicho, uno de los problemas del documental es que centra su atención sobre todo en los cambios que se pueden hacer desde los hogares pero 'es un problema que va más allá del consumo responsable'.
Marta Guadalupe Rivera, de la cátedra en Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic ha aportado algunos datos sobre cómo el desperdicio alimentario tiene un impacto directo en los gases de efecto invernadero y, por tanto, en el cambio climático. 'Con la cantidad de comida que tiramos, se podrían alimentar más que los 825.000 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Si redujéramos la mitad lo que tiramos, podríamos reducir la tierra dedicada a cultivar un 14%, lo que permitiría reducir un 25% los gases de efecto invernadero ', recordó. 'Más allá del problema ético, nos encontramos con un problema climático', añadió.
Xènia Elias, de Zero Waste BCN ha hablado de la experiencia de la Red de Alimentos de Santos, donde varios comercios que no quieren tirar redistribuyen los alimentos mediante grupos de vecinas y vecinos que se autoorganizan para hacer la recogida y al final del día las personas que participan se puede llevar una caja con comida en casa. Se trata de una experiencia en expansión en algunos barrios de Barcelona y ha animado a todos a informarse y participar.
Míriam González, de la Agencia Catalana de Residuos de la Generalitat de Cataluña ha explicado el proyecto europeo Ecowast4food que busca reducir el desperdicio alimentario en todos los eslabones de la cadena alimentaria y pone de manifiesto la necesidad de que haya un diálogo y una coordinación entre los diferentes agentes. 'Hay que investigar otros modelos de producción y consumo para evitar el desperdicio', remarcó.
Finalmente, el coordinador general del Plan Estratégico Metropolitano, Oriol Estela Barnet, ha avanzado que el próximo otoño se podría aprobar la Carta Alimentaria Metropolitana, una traslación de los compromisos del Pacto de Milán, donde precisamente uno de los ámbitos va encaminado a adquirir un compromiso entre las diferentes administraciones, las empresas, el mundo de la investigación y la ciudadanía para reducir el desperdicio alimentario.