La planificación urbana integral

Planificar con la mirada puesta en Europa

Europa lleva tiempo ensayando nuevos métodos de trabajo y prácticas donde se unen conceptos medioambientales, económicos, sociales y participativos a través de una visión abierta y holística del desarrollo urbano; lo que conocemos como la planificación urbana integral. 
 
Nuestras ciudades se encuentran frente a un escenario complejo: la Nueva Agenda Urbana, las Agendas 2030 -con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible-, el nuevo período de financiación europea 2021-2027 y, sin lugar a duda, la pandemia de la covid-19, traen consigo enormes desafíos. Es momento, por lo tanto, de poner en marcha nuevas prácticas urbanas, ensayar nuevos métodos de trabajo y pensar nuestras ciudades y metrópolis de una manera integral. Hoy, más que nunca, hay que mirar qué está ocurriendo más allá de nuestros límites y aprender del resto, entendiendo la planificación urbana integral como una herramienta indispensable en el quehacer de la ciudad. Es hora, de entender estas complejidades con las que nos enfrentamos y empezar a pensar las ciudades desde una mirada transversal, holística e inclusiva, posando el foco en las buenas prácticas que ya se están llevando a cabo. 

Planificación Urbana Integral

A principios de 2020, la Diputación de Barcelona, de la mano de Paisaje Transversal, publicó como parte de la “Colección herramientas” el libro “Planificación urbana integral, aprendiendo de Europa”. La publicación se basa, a grandes rasgos, en la experiencia de los principales programas de desarrollo sostenible europeos y funciona como una caja de herramientas y un compilado de buenas prácticas urbanas. 

Se trata de un manual dirigido a las diferentes personas responsables municipales que quieran crear una estrategia o plan para su ciudad que sea integral, participativo y alineado a las diferentes agendas internacionales.  El libro está disponible en la librería de la Diputación de Barcelona y se puede conseguir, además, de manera gratuita mediante la descarga en su página web.

¿Qué son las buenas prácticas urbanas y quién las impulsa? 

Hay diferentes programas financiados por la Unión Europea cuyo fin es desarrollar soluciones territoriales a los desafíos que plantea el desarrollo urbano integrado sostenible y que llevan adelante lo que conocemos como las buenas prácticas urbanas. Su objetivo principal es crear ciudad desde una mirada transversal, integral, sostenible y donde la participación ciudadana cumpla un rol fundamental. Entre los programas de desarrollo cabe destacar a URBACT, UIA y EDUSI

URBACT, por su parte, se presenta como un programa de intercambio y aprendizaje que promueve el desarrollo urbano sostenible, impulsando a las ciudades a trabajar en conjunto con el fin de crear soluciones para enfrentar los desafíos urbanos, reafirmando el rol que tienen de cara a los complejos cambios sociales. Se enfoca al intercambio de conocimiento y aprendizaje transnacional, más que en la ejecución de proyectos. 

Por otra parte, las Urban Innovative Actions (UIA) son una iniciativa de la UE que aporta recursos a las zonas urbanas europeas con el fin de probar nuevas soluciones ante los desafíos de las ciudades. Se enfocan en aglomeraciones urbanas de al menos 50.000 habitantes.

Tópicos UIA

Tópicos con los que trabaja UIA

 

A nivel local, las Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) funcionan como una herramienta del Ministerio de Hacienda donde se canaliza la financiación europea destinada al Desarrollo Urbano Sostenible. 

La sostenibilidad, la integridad y la participación ciudadana como ejes

Las iniciativas impulsadas por estos programas están basadas fundamentalmente en tres principios: la sostenibilidad, la integridad y la participación ciudadana. La sostenibilidad analizada desde lo económico, lo social y lo ambiental, entendiendo que las ciudades son un actor esencial a la hora de enfrentar los retos del cambio climático; la integridad, ya sea sectorial o general, fundamentada en la promoción de un enfoque transversal que incluya medidas orientadas al desarrollo económico, la integración social y la mejora ambiental de los entornos urbanos; y la participación ciudadana, directa o indirecta, basada en la implicación de los agentes locales, la ciudadanía y otras agrupaciones en los procesos de toma de decisiones y en las transformaciones a llevar a cabo. 

Hay cientos de casos de buenas prácticas urbanas y cada uno tiene sus características particulares: su escala territorial, la población que abarca, las medidas que impulsa, el impacto que genera, etc. 

Entre ellas cabe destacar el proyecto llevado a cabo en Suiza y Francia, denominado “Grand Geneve” impulsado por URBACT. Es un modelo de planificación para la aglomeración transfronteriza de la metrópoli de Ginebra formada por tres territorios de Suiza y Francia. Para gestionar las complejidades en el desarrollo de políticas comunes se creó la Asociación Local para la Cooperación Transfronteriza (GLCT) que involucra a profesionales, políticos/as y representantes de la sociedad civil y establece espacios de diálogo. La clave de la estrategia es el enfoque participativo de los socios a escala metropolitana y ya ha desarrollado más de 500 medidas (planificación urbana, movilidad, medioambiente). 

Otro ejemplo que destaca por su enfoque participativo, es el llevado a cabo en Lisboa, denominado “Lisbon Local Development Strategy for Neighbourhoods or Areas of Priority Intervention (BIP/ZIP), una estrategia que se plantea como una caja de herramientas para implementar una vida urbana sostenible que refuerce la cohesión social-territorial. La estrategia portuguesa está compuesta por diferentes iniciativas, como la creación de un mapa de la fractura socio-territorial, la financiación de proyectos comunitarios, la implementación de oficinas locales para desarrollar planes territoriales y el desarrollo de una plataforma de colaboración entre diferentes organizaciones. A través de estas estrategias, se han sentado las bases para una ciudad más inclusiva, incentivando a la participación como un punto de referencia para el desarrollo de las zonas más desfavorecidas. Las herramientas que propone resultan fáciles de seguir y adaptar a diferentes entornos y ciudades. 

También en escalas de barrio, encontramos buenas pràcticas de planificación urbana integral. Un ejemplo es el laboratorio urbano Covadonga Urban Lab”, de la ciudad de Sabadell, que se presenta como una práctica urbana integral y con un enfoque participativo, cuyo eje es “integrar a la sociedad”. En el marco del Proyecto UCITYLAB, financiado por el programa ERASMUS + de la Unión Europea, la Universidad Autónoma de Barcelona está desarrollando este proyecto piloto. Se plantea una propuesta donde se pone a la academia en relación con la ciudad y el territorio, buscando construir un nuevo espacio de experimentación, cocreación e innovación colectiva. Es un espacio abierto a la ciudadanía y a los diferentes agentes urbanos y sociales.

Covadonga Urban Lab

La mirada puesta en el 2030

Sin lugar a duda, el desarrollo urbano es un proceso cíclico y, por lo tanto, las estrategias que lo abordan deben adoptar y enfrentar los nuevos retos que las ciudades presentan. Hay que entender a las ciudades y las metrópolis como una serie de procesos donde no solo hay que ordenar el territorio, sino que hay que ir más allá, buscando garantizar y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, incorporando a todos los agentes que se ven afectados y buscando una visión integrada de la ciudad.  

Las diferentes prácticas urbanas demuestran que la planificación urbana integral es factible a cualquier escala y en cualquier ámbito. Sin importar la magnitud, el presupuesto o la cantidad de población que se vea afectada. A través de la puesta en marcha de los tres fundamentos principales y con la cooperación entre las partes, es posible llevar adelante buenas prácticas urbanas. 

Cabe destacar, también, el rol de la planificación urbana integral como un elemento para mitigar las desigualdades. Esta herramienta permite reducir los espacios de exclusión y aborda las problemáticas desde una visión transversal, donde la ciudadanía y otros agentes participan buscando soluciones a diferentes escalas. Precisamente, y como no podía ser de otra forma, es en el objetivo de reducción de las desigualdades y la segregación territorial donde se establece el marco del nuevo plan estratégico “Barcelona Demà, Compromís Metropolità 2030”.

Por lo tanto, desde el PEMB, resulta importante tener en cuenta e incorporar estas herramientas para planificar la metrópolis de Barcelona del mañana. Desde la metrópoli resiliente, cohesionada, próspera, inteligente, multinivel o abierta, es imprescindible posar la mirada en lo que se está haciendo a nivel europeo y aprender de las experiencias en los programas de desarrollo urbano sostenible y de las redes de conocimiento.

Las opiniones de los autores y las autoras no representan necesariamente el posicionamiento del PEMB.

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